A primera hora de este martes se conocerá el veredicto sobre la responsabilidad de Fernanda Torres, cirujana pediátrica, en una intervención que provocó graves consecuencias en la vida de un niño de cinco años, en 2019. 

Un juez decidirá si la doctora es culpable o no de lesiones culposas. Al ser un tribunal unipersonal la pena no puede ser superior a tres años. Sin embargo, de ser encontrada culpable afrontará un juicio de cesura y la inhabilitación para ejercer puede llegar a superar esa cantidad de tiempo. 

Un relato conmovedor y un pedido necesario: terapia intensiva pediátrica en la Comarca

“A mi hijo la cirujana pediátrica Fernanda Torres le arrebató la posibilidad de vivir dignamente por eso como familia esperamos que se haga justicia en el ámbito penal como así también justicia social para que no existan más casos como el de Joaquín y se logre conseguir una terapia intensiva pediátrica en la Comarca”, expresó María Lillo, la mamá del niño en redes sociales.

Luego, contó algunos detalles de la intervención que atravesó el niño en Viedma y la contrastó con la atención recibida en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

“Como Joaco había ingerido líquido se debía esperar entre 2 a 3 horas por la anestesia. Lo llevamos a quirófano entre las (sin hacer el pre - quirúrgico) ,él iba muy enojado, llorando, gritando y expresando sus sentimientos como cualquier niño a esa edad que va a un lugar desconocido”, relató.

“Me dejan ingresar con él e incluso ponerle la máscara de la anestesia. Me hacen salir rápido, yo me quedo afuera de la puerta del quirófano y no pasó más de una hora que empiezo a ver movimientos, corridas raras, de personas nunca vistas. Empiezo a preguntar y la médica pediátrica me dice que me quede tranquila que luego iba a hablar con nosotros”, siguió. 

“No recuerdo el tiempo exacto, pero calculo que cerca de las 17 (tres horas después) nos hacen ingresar a una sala y el Dr. Acuña (pediatra) nos informa que Joaquín había sufrido un “paro cardiaco” y en realidad fue un paro cardiorrespiratorio. Nos dice eso y que como NO HAY TERAPIA PEDIÁTRICA hay que derivarlo de urgencia porque su vida tenía las horas contadas en el hospital”, continuó.

“A todo esto, mientras él nos informaba solo eso con los ojos llenos de lágrimas, la “profesional” cirujana Fernanda Torres no nos dirigió la palabra, ni muchos menos nos miró a los ojos, ella solo miraba el piso. Nosotros (los padres) sin tener conocimiento y en estado de shock no preguntamos absolutamente nada y ahí nos dicen que hay preparada una habitación en pediatría hasta que llegue el avión sanitario”, resaltó.

“A las 20 lo pudimos volver a ver, entré a la habitación con mi hermano, mi amiga y la prima de mi marido quien le pregunta al médico que había pasado y entre tantas preguntas hubo una que quedó grabada en todos los que estábamos ahí: ¿Pudo haber sido qué lo pinchó mal? A lo cual el Dr. Pedro Acuña responde “Y… Pudo haber pasado””, remató.

“Esperamos el avión que venía de CABA y a las 2 am salimos al Sanatorio de la obra social, pudimos verlo en la madrugada y después de las 11 de la mañana, horario de la terapia intensiva donde nos dan el primer parte médico y nos informan de modo profesional de cuanto había sido el paro, la reanimación, las posibles secuelas. Además nos dicen que dejaron aire en los pulmones, lo que podía llegar a provocar otro paro si no intervienen nuevamente a Joaquín, es decir, había que volver a punzar para sacarle el aire y que no vuelvan a colapsar sus pulmones, ni provocar otro paro”, narró.

“Nosotros, aterrorizados por miedo a que Joaquín vuelva a sufrir otro paro no queríamos que se la hagan, el médico terapista nos dijo que demorarán entre 15 a 20 minutos y nos explicó hasta con un dibujo cómo iban a realizarlo y por donde tenían que entrar para sacarle el aire. Cuando terminó de explicar, nos dicen que ya podemos pasar a verlo porque ya se lo habían hecho. Ahí, realmente nos dimos cuenta que en verdad era un procedimiento sencillo y rápido”, concluyó.