VIEDMA-OPINIÓN

| 24/03/2024

Dictadura y “Derecho a la Ciudad”: nuevas geografías y crecimiento de las periferias urbanas

Por Patricio Lobos*

Dictadura y “Derecho a la Ciudad”: nuevas geografías y crecimiento de las periferias urbanas

El proceso abierto a sangre y fuego por la dictadura cívico-militar en 1976, no solo implicó la ruptura de la legalidad y las libertades mínimas, sino también una reforma estructural de la sociedad con consecuencias visibles hasta la actualidad. La desregulación de la economía, tuvo su correlato en las políticas vinculadas al derecho a la tierra y la vivienda. Se inicia allí, un proceso de concentración de la propiedad inmobiliaria, desposesión de los sectores medios y populares, y ampliación de las periferias urbanas.

En 1977, la dictadura llevó adelante dos medidas por decreto que tendrán un fuerte impacto en las décadas posteriores: la desregulación absoluta del precio de los alquileres y las exenciones impositivas para la construcción. Además ese mismo año aparece el primer aviso de vivienda cotizada en dólares. (“Inquilinización” como resultado de la desigualdad. Gervasio Muñoz. Tribuna Abierta. 2022). Se inicia de esta manera, un escenario que vemos hasta nuestros días: la tierra y la vivienda se concentran en pocas manos, los precios no cuentan con control estatal y la oferta se limita fuertemente.

Para dar cuenta de la envergadura de las transformaciones, hay que recordar que en décadas anteriores (desde el 20 al 70 del siglo XX) se llegó a destinar solo el 2,6% del salario al alquiler, lo que generaba capacidad de ahorro para los sectores populares. A partir de 1978 los trabajadores/trabajadoras pasan de pagar el equivalente del 25% del salario al 62% en alquileres. Este es el esquema de la dictadura, que irá profundizándose con las etapas más duras del neoliberalismo.

Al mismo tiempo que se imponían las medidas económicas desde arriba, crecían las resistencias por abajo. En el plano de la disputa política y discursiva, comienza a desarrollarse el concepto del “Derecho a la Ciudad” (1969), que si bien nace en Europa (con el urbanista marxista Henri Lefebvre), se incorpora a la nomenclatura de los movimientos populares en América latina ante la avanzada mercantilista. Así, este concepto desarrollado tempranamente en Argentina por el teórico Oscar Oszlak (“derecho al espacio urbano”) servirá para explicar primero, los procesos de segregación urbana en las décadas del 70 del siglo XX y posteriormente, las  consecuencias sociales de la imposición del modelo neoliberal.

Para Oszlak, producto de la política llevada a cabo por la última dictadura militar, y la derrota popular que consumó, las áreas suburbanas se transformaron en el sitio de concentración de las poblaciones más desfavorecidas. Esto no fue el resultado de un proceso natural o espontáneo sino, fundamentalmente, de los mecanismos de que se valió la burguesía urbana para continuar ejerciendo este desigual derecho al uso y disposición del espacio. A propósito, hay que recordar las fuertes experiencias de resistencia – a finales de la dictadura- a través de “tomas de tierras” en la zona sur del conurbano bonaerense (especialmente en el partido de Quilmes). Son referencia de estas experiencias los trabajos de Vommaro (2008), Stratta (2011) y Caggiano (2012).

Incluso, en áreas alejadas de los centros urbanos como la nuestra, se produjeron experiencias de exclusión espacial. Los hoy populosos barrios Lavalle y Mi Bandera de Viedma, se originaron con la erradicación de un asentamiento de viviendas precarias ubicado en la periferia de la ciudad en épocas de la dictadura. El proyecto de traslado, atribuido a un ministro de la intervención militar que a mediados de la década del setenta gobernaba la provincia, consistió en la construcción de viviendas a unos tres kilómetros de la planta urbana a continuación de un asentamiento preexistente de viviendas dispersas. Esta localización tenía el claro propósito de aislar a los pobladores por medio de la distancia y de barreras como la ruta 1 que se interponía entre el barrio y la ciudad (Alonso, 2008).

El proceso dictatorial modificó la morfología geográfica del país. Generó nuevas periferias conformadas por poblaciones expulsadas del progreso capitalista gestionado por la dictadura militar. También implicó, la generación de nuevas formas de resistencia que se deslizaron “de la fabrica al barrio”, como bien señaló la CTA en los 90. Se construyó a partir de allí una nueva configuración socio-espacial que continua hasta estos días. Des-regulación, mercantilización y nueva geografías urbanas, otras claves para analizar la herencia de la dictadura.

* Lic. en Ciencias Políticas egresado del CURZA (Centro Universitario Zona Atlántica-UNCO).

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