Por Patricio Lobos*

“Los edificios son cuerpos construidos por otros cuerpos”

Arturo Aguirre Moreno

El año 2022 y con una inusitado consenso se aprobó el proyecto “Alta Viedma” que permite a los capitales privados construir edificios de torres en la costanera de la capital rionegrina. Más cercano en el tiempo (diciembre de 2023) los concejales modificaron la ordenanza 8707, permitiendo que las edificaciones lleguen ahora a una altura máxima de 24 metros (antes eran 18) en la zona que va desde las calles 25 de Mayo a José María Guido.

Este proyecto, motorizado por los concejales del ejecutivo municipal (Juntos Somos RN), pone en texto una tendencia visible en la ciudad: el avance de los intereses inmobiliarios sobre las zonas más codiciadas. La reciente reforma, como explican desde el ejecutivo viedmense, obedece a las nuevas necesidades de recibir capitales, en este caso, de grupos privados provenientes de las zonas centrales del país. Esto redundará, expusieron los concejales, en la creación de nuevos puestos de empleo (Ver: https://concejoviedma.gov.ar/nota/45061/por-unanimidad-el-deliberante-aprob-la-reforma-de-alta-viedma.html ).

La aprobación original y la reforma, contó con la participación de los “sectores interesados”. Sin embargo, no se promovió la consulta a la ciudadanía viedmense ni se convocó a sindicatos de la economía popular, la mesa de barrios populares, movimientos ambientalistas, etc. Tampoco las universidades (CURZA y UNRN) participaron de estos debates centrales acerca del destino de la ciudad. El Colegio de Arquitectos de Viedma, cuestionó que la Carta Orgánica Municipal establece, en su art. 32 que “la planificación de la ciudad y su modificación deben contar con la participación de los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil”.

El proyecto “Alta Viedma” modifica el “Código Urbano”. El objetivo de esta ordenanza, es que los privados pueden construir departamentos en alquiler, hoteles, comercios, residenciales, apart hoteles y restaurantes para el consumo de las clases medias / medias altas. Se trata de alquileres “de privilegio” para un sector social que podrá pagarlos y tendrá acceso excluyente a la vista ribereña. Estos proyectos privados, se cobijan en el estado -tan detestado y útil a la vez- para la instalación de servicios, la re-valorización de estas zonas, las obras de infraestructura etc.

Las construcciones de este tipo implicarán (como en otras partes del país) el aumento del valor del suelo en la ciudad. Que se “valorice” esa parte de la ciudad, redundará en el incremento de los alquileres para todos/as. En este caso, como en otros, el bienestar de las clases altas no implicará un derrame.

El trabajo precario es el motor de esta economía inmobiliaria. La renta no se genera sola, ni se auto-genera. Como es bastante obvio de entender, estas construcciones serán edificadas por mano de obra del sector de la construcción y quienes brindarán sus servicios en estas instalaciones (hoteles y departamentos) estarán incorporados a la extensa red de las economías informales y precarizadas. Serán los albañiles, recepcionistas, empleadas domesticas, cuidadoras etc. Los que no tienen ni techo ni casa se constituyen en la mano de obra de esta economía rentista.

Este tipo de proyectos coloniza zonas privilegiadas, que luego hay que “proteger” de la peligrosidad de los habitantes de los barrios periféricos. La construcción de este tipo de ciudad, avanza también hacia visiones securitistas (seguridad privada, cámaras de vigilancia, persecución callejera, espacios cerrados, etc). Se trata de la contracara de los proyectos inmobiliarios que alimentan otro tipo de economía: la de la seguridad.

El proyecto “Alta Viedma” logró “amplios” consensos en el poder político local. No hay “grietas” cuando se trata de apoyar la expansión del sector inmobiliario, que tenía al “Código Urbano” como obstáculo. Lo que termina sucediendo, es que se pone en texto (urbano) una tendencia material visible en Viedma y el resto de las ciudades: el avance del gobierno de los intereses rentisticos sobre los usos públicos y comunes. Todo se va para arriba (a las nubes), incluido los alquileres, los costos de vida y se aleja cada vez más, el sueño de tierra y vivienda para los sectores populares.

* Lic. en Ciencias Políticas egresado del CURZA (Centro Universitario Zona Atlántica-UNCO).