22/10/2016

Viedma, destino capital

Por Matías Rulli (*)

La noche del 19 de octubre de 1973 Viedma estaba muy movilizada por una causa que tenía que ver con su identidad. Las juventudes de los diferentes barrios de la época habían hecho pancartas con la consigna Viedma Capital y hasta un himno se había compuesto. Es que al día siguiente la Legislatura trataría el proyecto para designar a esta ciudad como capital definitiva de la Provincia de Río Negro.


Todo eso que ocurrió en esa sesión legislativa (realizada en el Centro Cultural) forma parte de la historia y todo lo ocurrido afuera forma parte de un apasionado anecdotario guardado en el inconciente colectivo.


Cuatro décadas después de ese hecho histórico tal vez sea en vano revisar los palos en la rueda que se colocaron desde otros lugares con intereses diversos para evitar que Viedma sea la capital de la Provincia, pero es cierto que también hubo gente que ganó con las antinomias profundas que duraron hasta no hace mucho tiempo, provocando un quiebre en la identidad social rionegrina. Vale aquí la reivindicación que puso públicamente de manifiesto el entonces presidente Juan Domingo Perón, quien pese a haber asumido su tercer mandato ocho días antes, se hizo el tiempo para expresar su beneplático por la designación de esta ciudad como capital definitiva de la Provincia de Río Negro.


La capitalidad de Viedma no nació ese 20 de octubre, sino bastante antes. El 11 de octubre de 1878 se crea, mediante la Ley 954, la Gobernación de la Patagonia y se fija a Mercedes de Patagones (posteriormente rebautizada Viedma, por Álvaro Barros) como capital de un territorio tan vasto que llegaba al Cabo de Hornos y una particularidad: esa gobernación dependía directamente del Ministerio de Guerra en vez de corresponder al Ministerio del Interior.


Álvaro Barros se convirtió en el primer gobernador de la Patagonia y con una importante influencia posterior en la historia. Fue quien acaso le dio una identidad a la población que hoy somos, con el cambio de nombre del poblado por el de su fundador, el español Francisco de Viedma y Narváez. Barros era tan militar como el mismo Julio Argentino Roca, pero había un abismo de distancia. Frente a la inexorable Campaña del Desierto, Barros proponía una gran alternativa a lo que pensaba Roca: “repartir en propiedad los campos a los indios”.


Viedma se mantuvo fuerte frente a las modificaciones geopolíticas impuestas por el gobierno nacional e incluso ante los intentos de arrebatos extranjeros, como el ataque del imperio del Brasil, en 1827. El 24 de octubre de 1882, mediante la Ley 1265, la Gobernación de la Patagonia fue dividida en dos, pero la capital de los territorios más vastos siguió siendo Viedma.


Viedma, que existe desde tres décadas antes del primer gobierno de nuestra patria ha mantenido siempre su condición de capital, un destino consagrado desde el principio de los tiempos del país. Cuando se dividen los territorios continuó como capital, esta vez provisoria, y con la inundación de 1899 tuvo que trasladarse la capital a la localidad de Choele Choel, que junto a General Roca alguna vez reclamaron tener ese derecho.


Lo de octubre de 1973 ya es sabido, pero si hay algo pendiente en la historia es que los viedmenses terminemos de abrazar ese hecho, nos valoremos como capital y nos abramos definitivamente al resto de la Provincia no como una mera sede burócrata, sino como el lugar donde se deciden cuestiones importantes para la vida de cada uno de los habitantes de la querida Río Negro.


Viedma guarda hoy en su identidad el orgullo de haber comandado los destinos de toda la Patagonia y el encontrado sentimiento de haberse quedado en el camino de ser la Capital Federal ya en la historia contemporánea.



(*) Secretario General de la Gobernación; ex concejal y ex convencional constituyente de Viedma.

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