VIEDMA
Celebraron los 140 años del colegio salesiano, un símbolo educativo en la Patagonia
Los primeros salesianos llegaron a la Argentina la tarde del 14 de diciembre de 1875. Era la primera expedición misionera que Don Bosco enviaba fuera de Europa. En el momento de desembarcar el presidente era el doctor Nicolás Avellaneda, y el arzobispo de Buenos Aires monseñor Federico Aneyros.
Ya desde 1870 Don Bosco venía recibiendo varios pedidos de abrir casas salesianas en regiones distantes, como la India, Hong Kong, Australia y China. También había recibido solicitudes de Egipto y de los Estados Unidos. Sin embargo, se inclinó por América, y más específicamente por Argentina. La Argentina daba motivos suficientes para esperanzarse: desde 1870 se había producido una oleada de inmigrantes del norte de Italia y los salesianos, encontrándose en medio de sus connacionales, podrían superar exitosamente el desafío de la soledad. Además muchos sueños misioneros de Don Bosco habían versado sobre los pueblos de la Patagonia.
Con motivo de este desembarco, en la tarde de este martes, el Patio Salesiano de la Manzana Histórica de Viedma se llenó de recuerdos y emociones para celebrar el 140 aniversario de la creación del Colegio San Francisco de Sales, la primera entidad educativa de la Patagonia.
El acto contó con la presencia del obispo Esteban Laxague, quien destacó la importancia del colegio en la formación de generaciones de jóvenes. "El sol asoma como diciéndonos estamos de fiesta en este hermoso patio que cobijó a tantos niños, adolescentes, jóvenes, educadores. ¡Qué lindo encontrarnos", expresó Laxague, invitando a todos a dirigir sus corazones a Dios en un momento de reflexión y agradecimiento.
El Colegio San Francisco de Sales, inaugurado en 1884 por el padre Monseñor Fagnano, comenzó su trayectoria con 30 estudiantes varones y se convirtió en un emblema de la ciudad, ofreciendo no solo educación, sino también asilo a menores de otros puntos del país.
Nació a pedido de las autoridades locales, interesadas en elevar el nivel cultural de los lugareños, y la misión estuvo encomendada al mencionado sacerdote. Primero ocupó un modesto local al lado de la iglesia, en tanto se construía el edificio definitivo, con estructura de hierro y bovedillas de ladrillos.
Se inició como escuela elemental para varones, pero en 1889 se agregó una sección de Artes y Oficios y, un año después, otra de Enseñanza Agrícola. Entre 1894 y 1910, funcionó también un Asilo de Menores, con niños provenientes de la región y de otros puntos del país.
La imprenta montada en el colegio para editar “Flores del Campo”, cartillas evangélicas y libros de misa, fue la escuela tipográfica más importante de la región, de la que saldrían decenas de trabajadores gráficos muy bien capacitados. En el Archivo Histórico Provincial sólo se pueden encontrar algunos números sueltos de las más de 2.000 ediciones consecutivas de “Flores del Campo”, que con 800 ejemplares de distribución local y regional constituía en aquellos tiempos un verdadero récord periodístico.
La Escuela de Artes y Oficios y la de Agricultura dejaron de funcionar hacia la década del ’30. Hoy alberga al “Museo Tecnológico del Agua y el Suelo” y al “Museo Salesiano Cardenal Cagliero” de la Manzana Histórica donde se realizó el sentido recordatorio.
En 2005, la Inspectoría Salesiana San Francisco Javier transfirió la dirección del colegio a la Asociación de Exalumnos de Don Bosco, asegurando la continuidad de su legado educativo.
El exalumno Elvio Porro, quien también participó del acto, compartió su experiencia: "Cuando hablamos de nuestra tarea educativa, la asociación siempre la referenciamos a una familia. El Colegio San Francisco de Sales es uno de los colegios más antiguos de la Patagonia. Es parte de la historia de Viedma y es también uno de los sueños de Don Bosco", dijo.
El evento también contó con la participación de numerosas escuelas de Viedma y Patagones, así como la Banda de Música de Río Negro, que acompañó la celebración con melodías que evocaron la historia y el espíritu del colegio.
La figura de San Francisco de Sales, cuya sensibilidad y capacidad de diálogo inspiraron a Don Bosco, fue recordada como un pilar fundamental en la educación de los jóvenes, aunque no faltaron recuerdos por el paso del beato Ceferino Namuncurá y del santo Artémides Zatti.
El acto sirvió para reafirmar el compromiso de la comunidad educativa con los valores que han guiado al Colegio San Francisco de Sales a lo largo de su historia. La jornada culminó con un sentido homenaje a todos aquellos que han pasado por sus aulas, pese a que la lluvia obligaba a buscar refugio.