La empresa Casella anunció el fallecimiento de Selva Suárez viuda de Caño a los 86 años, y su deceso provocó numerosas expresiones de dolor en el barrio Mitre donde vivía desde hace varios años.

Selva, una luchadora por el progreso de la colonia agrícola del valle inferior, dejó de existir sin haber obtenido un reconocimiento como consecuencia de las penurias que le tocó vivir luego de que perdió –junto a Ramón Caño- una chacra de 20 hectáreas donde se convirtieron en los primeros productores de papas y duraznos.

La pérdida, al parecer por un ardid, ocurrió en la década del ’80 cuando la familia Caño solicitó un crédito para comprar un galpón, lo abonaron con un cheque que el correo extravió. Por esa deuda remataron su chacra, y cuando quisieron acordar en el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (IDEVI) apareció como que la chacra fue donada.

Si bien Selva y su esposo integraron el primer grupo de colonos en 1969, no pudieron quedarse en las chacras, y la mujer volvió a su antigua profesión de enfermera en el hospital Zatti, y aún cuando su marido falleció en 2008, inició un peregrinaje por distintos organismos para obtener un resarcimiento que nunca logró.