26/01/2023

El fenómeno de los “Chupacabras” en la región, otro capítulo lleno de preguntas y sin respuestas

Hubo casos que dieron a sospechar en muchos puntos del país y nuestra zona no fue la excepción.

El fenómeno de los “Chupacabras” en la región, otro capítulo lleno de preguntas y sin respuestas

El “Chupacabras” es una criatura mítica de una leyenda que se trata de un extraño animal que ataca a diferentes especies ganaderas y les succiona la sangre. El mito tuvo su origen en Puerto Rico en 1995 cuando ocho ovejas fueron encontradas sin vida con heridas punzantes en el área del tórax. Desde entonces, los avistamientos se reportaron por toda América y en diferentes lugares del mundo.

La región no fue la excepción y en los años 2000 hubo múltiples historias concordantes con esta historia. Sin ir más lejos, en 2005 hubo crónicas periodísticas por una serie de matanzas que lo ubicaron a este personaje en el centro de la escena. Tres vacunos aparecieron muertos de una forma muy llamativa y similar en dos campos de la zona de Cubanea y en San Javier.

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La Policía de San Javier intervino en los casos con un equipo especializado en veterinaria y fotógrafos, pero nunca llegaron a dar con los culpables.

En total fueron tres vaquillonas las encontradas en dos propiedades diferentes. Una era de Erberto Malaspina, por entonces comisionado de Fomento de Cubanea, donde aparecieron dos de los vacunos a unos 50 metros de distancia uno de otro.

El tercero fue encontrado en un campo ubicado a unos 20 kilómetros del anterior, propiedad de Oscar Garrone.

El campo de Malaspina está ubicado a la vera de la ruta nacional Nº 250 que une Viedma con Conesa, a la altura del kilómetro 17. La otra propiedad se posiciona a unos 20 kilómetros de la primera en dirección a Viedma, en la zona de San Javier.

Según los productores, los animales encontrados presentaron características similares no sólo por los cortes que aparecieron con algún elemento sino también porque los faltantes fueron los mismos órganos: ojos, orejas, lengua, quijada y genitales. En ninguno de los casos se observó sangrado de los animales ni desgarros en los sectores seccionados por animales carroñeros.

Tampoco se advirtieron indicios de haber sido víctimas de faena clandestina, para consumir o vender la carne de los animales. Además, las vacas quedaron en el medio del campo, lejos de alguna eventual vía de escape.

Nunca hubo una respuesta certera ni para estos casos ni para ningún otro de similares características.

 

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