Los perros guía o “lazarillos” también son superhéroes pues tienen como misión guiar los pasos de las personas con discapacidad visual, y en Viedma ya rige la Ordenanza Nº 8.731 que habilita este servicio.

Esa norma surgió mediante un proyecto de la concejal Silbana Cullumilla (JSRN) en adhesión a Ley Nacional Nº 26858 sobre el derecho de acceso, deambulación y permanencia a lugares públicos y privados y a los servicios de transporte público de toda personas con discapacidad acompañadas por un perro guía o de asistencia, al Decreto Nacional Nº 792/19 y la Ley Provincial Nº 4116.

“La propuesta está pensada para que la gente que necesita de este servicio pueda tener acceso a lugares públicos y turísticos con lo cual Viedma puede orientarse también hacia el turismo inclusivo”, explicó la autora del proyecto a NoticiasNet.

Insistió en que “hay segmentos (turísticos) que no están explotados y tampoco tenemos una mirada muy amplia a la inclusión sobre todo de aquellas personas de distintos puntos del país que usan perros guía, y no olvidemos que se vienen nuevas concesiones por lo tanto hay que poner énfasis en el turismo accesible”.

La norma viedmense propone  arbitrar los medios de notificación y/o comunicación a las actividades comerciales, de transporte, institucionales y socio-culturales alcanzadas.

Los perros guía están sujetos a requisitos de salud e higiene más
estrictos que los perros de compañía, debido a que entran con su usuario a todo tipo de espacios y establecimientos públicos o de uso público.

Todo perro guía está vacunado de rabia anualmente, desparasitado interna y externamente y periódicamente (cada seis meses o un año, según la Comunidad Autónoma) se acredita mediante informe veterinario que no padece ninguna enfermedad transmisible al hombre (brucelosis, leishmaniosis y leptospirosis).
Debido a estos exigentes controles, las reticencias a la entrada de perros guía en espacios de pública concurrencia por motivos sanitarios, carecen de fundamento, ya que difícilmente puede encontrarse un animal más sano y controlado sanitariamente que un perro guía.

Se trata de un perro adiestrado específicamente para ayudar a una persona ciega o con una deficiencia visual grave en sus desplazamientos, mejorando su autonomía y movilidad. Está entrenado para reconocer y evitar obstáculos, tanto estáticos como en movimiento, a nivel del suelo o en altura.

Marca a su usuario la llegada a bordillos salientes, cordones, cunetas,
escaleras o desniveles del pavimento, busca puertas de acceso, asientos libres en transportes públicos y tiene iniciativa para encontrar la mejor alternativa de paso en situaciones comprometidas.

Está capacitado también para desobedecer una orden del
usuario cuando su ejecución implique un peligro para su integridad física, debido a una circunstancia que no haya advertido, como un vehículo que se aproxima en un cruce de calle, por ejemplo.