PRIMER JUICIO POPULAR HISTÓRICO EN VIEDMA

| 03/10/2021

Comienza a definirse la suerte de los culpables Masseta por un crimen atroz

Comienza a definirse la suerte de los  culpables Masseta por un crimen atroz

En los primeros días de septiembre pasado, y en lo que significó el primer juicio popular en la historia judicial de esta capital, Víctor y César Massetta fueron declarados culpables, en el caso del asesinato de Emilio García el 24 de junio de 2020 en cercanías de Playas Doradas.

Y hoy, la doctora Daniela Zágari, en el marco de un juicio de Cesura, estaría en condiciones de poner el monto de la pena, salvo algún imprevisto.

Sin embargo, puede haber distintos castigos en virtud de que Víctor tiene un grado de culpabilidad y su hijo César, otras responsabilidades en la muerte.

Por el homicidio, la pena mayor iría para el progenitor. El jurado popular compuesto por 12 miembros deliberó unas tres horas.

A Víctor lo encontró culpable del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego y también por el delito menor de abuso de arma, mientras que a su hijo César fue responsabilizado de los delitos menores de lesiones leves dolosas agravadas por el uso de armas y de abuso de arma.

Si bien Cesar-actual abogado es inocente del asesinato, en caso de qué  reciba una prisión condicional podría ir preso también debido a que tiene antecedentes por haber sido encarcelado por un secuestro de un niño en Mendoza.

La audiencia está anunciada para las nueve en el edificio de tribunales de 25 de Mayo y Laprida.

La pelea por un camión robado

El 24 de junio de 2020, los Massetta iniciaron la búsqueda de un vehículo que le habían sustraído de su propiedad. Se trabaron en discusión con García, y de milagro se salvó José Antehuil, el principal testigo del juicio popular, y conocido de la víctima fatal.

Tras matar a García, los Massetta subieron el cuerpo al auto en que circulaban. Lo envolvieron  en la parte de atrás con un nylon negro en su totalidad  a los efectos de que no se manchara el asiento.

Se dirigieron a la comisaría de Sierra Grande donde César cargó  el cuerpo, ingresó a la comisaría, lo tiró en la oficina de guardia y dejó el arma calibre 40 sobre el escritorio.

Acto seguido, entró su padre Víctor con su arma que tenía como legítimo usuario y la dejó en el mostrador de la dependencia.  En ese momento fueron demorados.

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