Familiares de presos no acuerdan con el protocolo de visitas

Tras los constantes reclamos de los internos del Penal 1, por momentos con graves hechos de violencia incluidos, y posterior puesta en marcha de un protocolo sanitario para habilitar las visitas en la cárcel; la cuestión no quedó completamente resuelta. 

Los episodios más delicados se vivieron la semana pasada, cuando un grupo de internos generó una revuelta que en pocas horas fue controlada por los efectivos del Servicio Penitenciario Provincial y la Policía, pero que incluyó quema de colchones uso de balas de goma y gases lacrimógenos para disuadir la gresca. 

Posteriormente se conoció la existencia del protocolo, que incluye por el momento sólo a la cárcel de Viedma, y hacia el final de la semana continuaban los reclamos, esta vez de familiares, que se oponen a los alcances de las condiciones establecidas para la vuelta de las visitas.

“En esta primera fase de visitas está terminantemente prohibido mantener contacto estrecho para lo cual se acondicionarán las salas con mamparas divisorias entre el interno y su “visita” como así también entre las distintas personas que permanezcan en un mismo sector”, expresa uno de los apartados del protocolo, precisamente el que más rechazo generó, por no permitir abrazos ni contacto físico de ningún tipo.

También hay cuestionamientos al tiempo asignado a las visitas.

En las últimas horas, y con las visitas condicionadas habilitadas, un grupo de mujeres generó una protesta en el acceso al Penal, por la imposibilidad que tenían de acercar alimentos a los detenidos que el pasado martes habían iniciado la revuelta.