Agua Pesada: cuáles son las posibilidades reales de reactivar la planta de Arroyito
El calentamiento global hizo que la energía nuclear dejara de ser el villano de la historia y empezara a ser considerada como una alternativa rápida en la transición, para limitar el temido “efecto invernadero” y su impacto en el clima mundial. La planta de agua pesada ubicada en Arroyito, a 50 kilómetros de Cipolletti, produce un insumo vital para las usinas que utilizan uranio natural.
Ese cambio en las políticas energéticas abrió una luz de esperanza de una posible vuelta al funcionamiento. Desde 2017 está paralizada, con el mantenimiento imprescindible de toda la estructura. El CEO de la empresa canadiense Candu Energy, Gary Rose, llegó hasta Arrouito para recorrer las instalaciones y tener una impresión más clara. Lo cierto es que su proyecto implica la construcción de 10 nuevas centrales nucleares, y la instalación ubicada sobre el río Neuquén, es la única que está en condiciones de abastecer de agua pesada en el corto plazo.
“La hemos mantenido lo mejor que hemos podido”, destacó Daniel Soracio, uno de los delegados de ATE que trabajan en el lugar. La aparición de los canadienses “es una luz de esperanza, una expectativa”, que les abre otro panorama. Si hasta ayer, el futuro posible de la PIAP era destinarse a una producción alternativa, hoy hay un posible mercado para el agua pesada.
Se trata de un elemento clave para la tecnología que utiliza uranio natural: es el moderador y enfriador dentro del reactor nucelar. Y no quedan otras plantas de estas características: Canadá las fue desmontando con el tiempo; la de India y Rumania, utilizan otra tecnología, más contaminante con un producto final de inferior calidad.
Soracio explicó que la parte industrial se encuentra en buenas condiciones, pero hay que actualizar “los sistemas electróncios, de instrumentación, el cambio de protecciones eléctricas, que quedó obsoleto. Eso no significa que no funciona, pero en caso de tener que cambiar algo, no se consigue. Por eso hay que cambiarlo”.
La planta podría quedar operativa en 18 meses. A mediados del año pasado se inició un proceso de modernización de sistemas, pero con el cambio de gobierno se paralizó todo. “Poniendo la plata, si empezamos ahora, a fines de 2025, principios de 2026, podríamos estar comenzando” la producción, precisó.
En esa puesta a punto, se incluye la capacitación de personal: “necesitamos entre 150 y 200 trabajadores más, que tienen que irse fomando en el proceso industrial. Eso nos llevaría al menos un año”, puntualizo Soracio.
La planta de agua pesada está ubicada a 55 kilómetros de Cipolletti, sobre la margen izquierda del río Limay. Foto: archivo.
El interés de la firma canadiense es firme, pero no hay nada firmado todavía. “No sabemos cómo puede darse esta relación. Si el Estado Nacional les va a vender el agua pesada a los canadienses, o si los canadienses ponen la plata para ponerla en marcha y después se llevan el producto. Eso lo tendrán que definir”, apuntó.
“El dinero no es tanto; la planta está operativa casi en un 100 %. Solo requiere esa actualización de sistemas operativos, de comando, y podría comenzar a funcionar”, remarcó el delegado.