El 3 de enero de este año, un conocido delincuente ingresó a un domicilio de la escalera 2, en el barrio Guido, y se llevó dos reposeras. El episodio ocurrió en plena madrugada, pero el dueño pudo reconstruir lo ocurrido al otro día a la mañana, cuando luego de notar el faltante, revisó las cámaras de seguridad.

Ante esto, fue a hacer la denuncia a la Comisaría 30°, que se acercó al lugar, recopiló esas imágenes y también otras aportadas por el sistema de vigilancia del 911. Sin embargo, y más allá de las pruebas, la Justicia archivó el caso por considerar que las pruebas sean suficientes.

El damnificado recibió una notificación firmada por la fiscal que siguió el caso, donde se le informó que no se seguirá investigando. Entre las razones, le dijeron que se ve que levantan las reposeras de un piso superior, pero que no se puede establecer si realmente es desde el domicilio del acusado.

Por otro lado, se remarcó que realizaron un allanamiento en la casa del acusado, y que dio negativo. Además, le aclararon que las cámaras oficiales tampoco lograron resultados positivos. Se le aclaró que se mantiene activo el pedido de secuestro de sus pertenencias, por si llegan a aparecer, pero la investigación finalizó. No se busca más al autor ni lo robado.

“Estos son los casos que indignan y dan vergüenza…para que el rastrero siga robando. Los de la Justicia se te cagan de risa en la cara”, se lamentó el vecino que denunció, se ocupó, presentó pruebas, pero no recuperó nada.