En Viedma a diario se imprimen muchísimos carnets de conducir, lo que quiere decir que todos los aprobados rindieron con creces los exámenes médicos, teóricos y el práctico. Sin embargo, al salir a las calles se vislumbra una lluvia de infracciones viales.

Muchas son de un grave tenor, como tapar las rampas, las ochavas, manejar con el celular o doblar sin mirar hacia los costados y sin medir consecuencias.

Estas maniobras temerarias conllevan a un riesgo de atropellar a peatones o a ciclistas, quienes son el eslabón más débil a la hora de la circulación.

En algunos casos las negligencias al volante han tenido como saldo a víctimas fatales, por lo que no se toma real dimensión de que los vehículos "pueden ser un arma al volante".

El titular del Juzgado de Faltas de Viedma, Mauricio Merlotti contó que hay más de 70 secuestros de rodados mensuales, un buen porcentaje por alcoholemia positiva y por falta de documentación. Pero esa cifra se incrementa considerablemente con las otras multas económicas como el mal estacionamiento.

Solo un pequeño porcentaje de ellas logra ser justificada con creces y se condonan los pagos.

A todas luces, se visualiza que hay férreos controles, pero la imprudencia de los conductores es minuto a minuto y se repite como una peste, la ciudad está contaminada.