La fiscalía pidió la condena de Ramiro Gutiérrez por homicidio simple

El juicio contra el roquense Ramiro “El Gitano” Gutiérrez entró en su fase final. El fiscal del caso, Santiago Márquez Gauna, solicitó al jurado que lo declare culpable del homicidio de Facundo Castillo y de otros cinco homicidios en grado de tentativa. En términos similares se pronunció la querella.
El hermano de Facundo, Emiliano, que fue quien asumió la querella en representación de la familia, realizó un breve mensaje a los integrantes del jurado: “vengo a decirles que estamos acá por el amor que le teníamos. El sembró un montón de amor; nos tocó a nosotros cosecharlos. En honor a él, les pido justicia”.
El alegato final del se basó en dos grandes pilares: por un lado, recordar testimonios y pericias que avalan la hipótesis de la acusación. Que aquel 19 de diciembre de 2021, a las 7 de la mañana, Ramiro hizo un giro en U para regresar hacia el grupo donde se encontraba el grupo con el que había tenido una discusión, aceleró y buscó impactarlos. Y por otro lado, descalificó algunas de las principales líneas de la defensa.
Por ejemplo, la afirmación de que Gutiérrez había sufrido la fractura de la mandíbula a partir de un golpe en la pelea y que buscaba huir porque estaba en estado de shock. Márquez Gauna recordó la precisión de una las peritas que intervinieron en el juicio: no se hallaron rastros de sangre en el interior de la camioneta, ni en el volante ni en la palanca de cambios. “Cómo puede ser esto si supuestamente estaba con la mandíbula colgando, con piezas dentales perdidas, chorreando sangre, como nos dijo la defensa”, planteó el fiscal.
También habló de los resultados de la autopsia y del testimonio del médico forense, Gustavo Breglia: las heridas que presentaba el cuerpo de Facundo y que le ocasionaron la muerte fueron producto de un impacto frontal con la camioneta, y su arrastre por 14 metros. También mencionó a tres testigos que dijeron haber visto el momento en que la BMW X1 embiste a Facundo frontalmente.
Por otra parte, mencionó las contradicciones que involucró a la odontóloga María Angélica Francesconi, quien dio tres explicaciones diferentes sobre los motivos de la lesión: un accidente en moto, la caída de una cama elástica, la pelea. “A mi también me ocultaron información”, dijo la profesional cuando compareció en el juicio.
La traumatóloga del Hospital fue la última persona que pudo escuchar alguna palabra de Facundo. El fiscal recordó su testimonio. La víctima le dijo: “discutimos y me tiró el auto encima”.
El abogado de la querella, Juan Manuel Coto, fue el que cerró la acusación. También resaltó los relatos de los testigos, que dijeron haber visto el momento en que la camioneta embistió a Castillo. Y apuntó que se alteraron algunos registros de la camioneta: “se habían borrado los destinos del GPS. Se entregó una lleve que no era la que habitualmente se usaba. El limpialuneta trasero estaba roto y una de las luces salió de funcionamiento ese sábado a las 21 hs”. Es decir, más de 14 horas después del hecho.
También contó que las pericias permitieron reconstruir la fuga de Castillo: tomó por la ruta 22 hacia Neuquén; unos 1.000 metros después, a la altura del ACA en Cipolletti, ingresa por la calle Toschi. Y retoma por la ruta 65 hasta Allen. Allí vuelve a la ruta 22, hacia Roca. “Hizo el trayecto más rápido y más corto hacia Roca. Muy en shock no estaba”, apuntó.
"No maté a nadie a propósito"

En el cierre de los alegatos, Ramiro Gutiérrez aceptó dar un último testimonio antes de que los integrantes del jurado se reúnan para decidir si están convencidos de su culpabilidad o de su inocencia. Sentado en una silla que se ubicó frente al tribunal, el imputado arrancó aclarando que no iba a decir nada nuevo sobre el hecho en sí. Pero sí quería pedir disculpas a la familia de Facundo Castillo.
“Al papá, a la mamá, al hermano, quiero pedirles disculpas. No quise matar a Facundo ni a nadie. No quise lastimar a nadie”, apuntó. Y en ese momento se quebró y las lágrimas lo desbordaron. “Sé es un daño irreparable. No tengo más nada que pedir, disculpas de corazón. Por más que no las tomen, entiendo el enojo que pueden tener conmigo”.
El joven roquense, que participa en las competencias de la Fórmula Gol, remarcó: “no maté a nadie a propósito. Le pido disculpas también a mi familia. A todos los que estamos atravesando este proceso”. Y recordó que “esa noche salí a divertirme como cualquier otro pibe de mi edad. No pensaba en matar a nadie. Cuando me bañaba y me cambiaba, pensé en salir a divertirme como cualquier pibe”.
En su alegato de cierre, el defensor Martín Segovia había cuestionado la credibilidad de los testigos que pasaron durante las seis jornadas previas; tuvo duras críticas hacia las pericias técnicas presentadas por la fiscalía y enfatizó que no hay ninguna prueba que permita sostener la acusación. En consecuencia, pidió a los miembros del jurado que “analicen los hechos, no las suposiciones”, y sostuvo la “inocencia” de Gutiérrez.
“A lo único que tienen que responder es a la evidencia. No al libro de cuentas que es el alegado de la acusación”, remarcó, dirigiéndose al jurado. También explicó que “ni la fiscalía ni la querella pudieron probar la hipótesis del caso”. En ese sentido, Segovia apuntó: “Ramiro Gutiérrez no tiene que probar nada. La Constitución Nacional establece el principio de inocencia y son estos cuatro señores (los dos fiscales y los dos querellantes), lo que tienen que demostrar lo contrario. No lo han hecho”.
En este alegato, el defensor explicó por qué no iba a tener en consideración los testimonios que se escucharon durante las audiencias. Para ello, pasó un audio a la central de Emergencias, el 911. La mujer que circulaba a las 7 de la mañana por la calle Julio Salto y que se encontró de frente con la camioneta BMW que conducía Gutiérrez, pedía la presencia de inspectores por la presencia de “gente alcoholizada, que iba sin camisa y provocando desórdenes”.
Segovia fue muy cuidadoso en su apreciación de la situación: no dijo que los testigos mintieran, sino que sus testimonios eran “percepciones” parciales de un hecho que no podían relatar en conjunto. Y que “de esas percepciones nos invitan a suponer cosas”. Pero también dio a entender que esas percepciones “estaban deformadas por el consumo de alcohol” durante una fiesta que había terminado apenas minutos antes.
“Lo único que importa – dijo el abogado – es entender el hecho”. Por consiguiente, realizó una extensa alocución técnica sobre las características de la camioneta, las posibilidades de realizar la maniobra que se le atribuye, si realmente el cuerpo de Facundo fue arrastrado durante 14 metros y la velocidad a que circuló la BMW.
Tuvo muy duras palabras contra Borra, el perito accidentológico que presentó la fiscalía. De quien sostuvo que realizó “una pericia a la carta” para demostrar “una hipótesis previa”. Y en cambio resaltó el testimonio del gerente de posventa de la empresa que vende las camionetas BMW: recordó que según sus dichos, el vehículo no presentaba “daño estructural alguno”. También apuntó que presentaba “todas sus piezas originales, no eran reparadas ni repintadas”.