Con los años, la familia Millamán han conseguir construir con su bodega una oportunidad de negocio aún en momentos difíciles de vaivenes de la economía nacional, y los días martes y sábados echan raíces en la feria municipal de Viedma con sus cuatro varietales de uva: cabernet sauvignon, malbec, syrah y rosado de syrah (dulce natural).

La marca tiene un nombre de fantasía muy particular que se puede develar en cualquier momento a medida de que los viedmenses y maragatos comienzan a degustar estas verdaderas delicias que brindan placer en el paladar. La marca invita a hacer volar la imaginación como el nivel de lo que proviene de los viñedos.

Lucía Luna y Jorge Millamán son productores pioneros en la colonia agrícola del valle inferior, y aparecen como los fundadores de Viñas de Lucía. Ambos se conocieron luego de la llegada de Lucía a Viedma, desde San Juan, en el año 1977. Algunos años después, deciden implantar las primeras cepas, dando así origen a un proyecto familiar que hoy enorgullece a todos los viedmenses, no sólo por la calidad de sus vinos, sino por la historia de trabajo y amor por la tarea llevada adelante. Hoy, las cabezas visibles son sus hijos y allegados y allegadas.

Más allá de la feria, los responsables del emprendimiento vitivinícola participa de cuanto evento regional aparece como “Bariloche a la carta” o bien la Fiesta Provincial de los Frutos Secos que tiene ediciones anuales en esta capital.

Respecto de la calidad, por caso, el especialista en vinos Fabián Mitidieri, describió a una de las variedades como el suave syrah patagónico de San Javier la bodega ubicada en San Javier que presenta aromas de moras y ciruelas dulces. “En la boca se comporta sedoso con un correcto equilibrio y baja sensación de astringencia. Cierra con cuerpo bajo, ligero, y persistencia media”, sostiene.

En cuanto al nombre de los vinos, todo parte de la rareza. Las etiquetas se presentan como SAVU. Muchas se preguntarán el motivo por el cual se los bautizó así, pero SAVU es uvas al revés.