La Lobería es un sitio peculiar y área ideal para el avistamiento de efectos lumínicos anormales y ovnis. Un encuentro sobre turismo energético realizado allí al borde del acantilado fue el momento propicio para que los apasionados cuenten en forma ansiosa sus contactos alienígenas.

Yamil Pozzi vive en ese pequeño santuario del contacto ovni. Contó a NoticiasNet que el viernes pasado estaba pintando en su casa y observó que por encima de los techos del pequeño poblado en horario vespertino apareció volando una esfera de color negro.

“Es la primera vez que veo algo así, deben haber sido unos 30 segundos de un desplazamiento suave, y luego desapareció”, según su testimonio. Luego reflejo lo visto en un cuadro que pintó con los acantilados de fondo y mostró su visión a Esteban Lingeri, quien el sábado pasado explicó los fenómenos lumínicos junto a Andrés Segovia. Ambos son investigadores del grupo Hemisferio.

Jaquelín Loyer, una inquieta empleada de Vialidad Rionegrina, contó que antes de la pandemia del coronavirus se encontró entre la restinga de La Lobería una pelota de color naranja. “Iba para el lado del balneario El Cóndor, subía y bajaba en plena luz del día”, apuntó. La mujer recordó esta anécdota advirtiendo que estaba en ese momento con una persona quien también participó de la observación del objeto.

Un ganadero vio un “tren” pero que no circulaba por las vías. Hernán Rivero Olazábal, quien posee un campo en la zona de la estación Palacios (paraje ubicado sobre La Cuchilla, en inmediaciones de la colonia agrícola del valle inferior). Las referencias que indicó es que él, se desplazaba en un vehículo en horario nocturno paralelo a las vías, pero el supuesto convoy con una tremenda luz lo cual generó sus sospechas en virtud de que el servicio (entre Viedma y Bariloche) no circula de noche. “Por el tamaño era el tren por la luminosidad, pero también pienso que podría ser energía.

A su lado, Diana Gloria Delucchi, exhibió a los presentes en la jornada una fotografía tomada en el verano en la misma playa de La Lobería sobre un haz de luz que la envolvió, y en medio de la charla un vecino del poblado recomendó que las vigilias de avistamiento se dan a las tres de la madrugada con sólo mirar el cielo hacia el balneario El Cóndor.

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