Puede haber vida en otro planeta. Pero si algún vestigio de la lejanía ingresa a la tierra  ya se manifiesta en los acantilados y las playas de La Lobería. Se confirmó últimamente que existen sitios atractivos para conocer fenómenos inteligentes que se vienen observando, más allá de la belleza del lugar ubicado a menos de 60 kilómetros de Viedma.

Estos sitios se llaman “puntos de encuentro”, que se pudieron detectar merced a un trabajo de investigación llevado a cabo por el Grupo Hemisferio, una organización con 35 años de experiencia en el país y que integra la Comisión de Estudios de Fenómenos Ovnis en la República Argentina (CEFORA).

Para identificar los hitos se utilizó la radioestesia. Es la capacidad de las personas o animales de percibir radiaciones, normalmente con la ayuda de instrumentos amplificadores como el péndulo o las varillas. En La Lobería se utilizó un péndulo que empezó a girar en tres lugares con potencialidad energética y para saber dónde y cuándo pueden aparecer los efectos, según revelaron los miembros del mencionado grupo, Esteban Lingeri y Andrés Segovia.

Ambos disertaron ayer sobre anomalías luminosas en el salón gastronómico de La Lobería ante casi un centenar de personas, quienes siguieron con avidez la exposición, oportunidad en que se dieron detalles sobre las investigaciones en esta playa viedmense. La presentación fue organizada por la Cámara de Comercio de Viedma y la municipalidad capitalina en el marco del programa "turismo energético".

“Se midieron tres puntos o citas de reunión donde se manifestaron fenómenos luminosos inteligentes que se pueden expresar de diversas maneras, aunque no quieren decir que sean siempre los mismos con las luces o actividad ovni”, explicó Lingeri a NoticiasNet luego de la animada charla en la que dieron a conocer el Proyecto de Aproximación hacia los fenómenos.

El experto y Segovia apuntaron que “si hay inteligencia detrás de los ovnis tienen intención de relacionarse con los seres humanos, pero quizá no encontraron la manera de contacto” agregando que “nuestra intención es buscar una comunicación” aunque “estamos hablando de una vida inorgánica que puede hacer lo que se le antoja a nivel físico”.

Esta última referencia de los investigadores está vinculada a que las luces de diversos colores pueden subir al cielo, introducirse en la superficie terrestre, perseguir a las personas o presentarse de diversas formas en la que la gente puede percibirlas de distinta manera.

La experiencia en el interior de Río Negro y La Pampa

Estos referentes junto al colega Daniel López dieron a conocer los resultados de las vigilias que hicieron en los últimos años tanto en Cerro Policía (Línea Sur) como en el Cañadón Cataico de la ruta provincial Nº 66, ubicado a unos 50 kilómetros al sur del eje Villa Regina-Chichinales.

Narraron que campos desérticos de Cerro Policía se produjo un proceso de interacción cuando filmaron luces y en ese instante se agotaron las baterías de los equipos, y luego se les lanzó un haz de luz de un láser, comenzándose en tres segundos a formar cuatro esferas que explotaron en un fogonazo. “En una fría noche en Cerro Policía, sentimos una brisa caliente por unos momentos”, mencionaron.

En su paso por el noroeste pampeano, en el paraje Chos Malal, cercano al límite con Mendoza, tomaron contacto con una mujer llamada Esther Moyano, quien reveló que en su campo una luz con forma de pirámide invertida iluminó un corral de cabras, y que los lugareños suelen observar a lo lejos unas figuras como si fuera una casilla rodante o un tren aunque "no hay vías". Esto último lograron avistarlo ellos mismos.