Balcarce es la capital nacional del automovilismo deportivo por ser la cuna del quintuple campeón de Fórmula 1, Juan Manuel Fangio. La ciudad que atesora en diversas galerías de un antiguo edificio las joyas del automovilismo argentino e internacional.

Y en esta ciudad bonaerense se encuentra el Plymouth Nº 39 de Arturo Kruuse. Este piloto también marcó trayectoria en el país y sudamérica, y quizás no todos sepan que el apodado “Indio rubio” nació en Viedma el 11 de octubre de 1897.

El hombre vino al mundo junto a varios hermanos porque su padre, Peter Kruuse era carpintero del buque “El Cóndor” que el 26 de diciembre de 1891 naufragó en las costas marítimas viedmenses. Se radicó definitivamente en esta ciudad tras enamorarse de María Martensen, la hija del encargado de la estancia ubicada cerca de la playa, y que ayudó a los náufragos a salir del mal momento que estaban atravesando.

Arturo, fue un multifacético personaje, que se desempeñó como mecánico, se desempeñó como representante de las primeras firmas automotrices que se radicaron a principios del siglo XX en la Argentina, y tuvo un paso por Buenos Aires hasta afincarse en Zapala.

Como piloto de carreras debutó en 1927 en el circuito Florencio Varela-Mar del Plata, fue campeón argentino en 1935, ganó el Gran Premio de Chile de ese año, abandonó al año siguiente en la misma competencia, salió séptimo en el circuito La Gavea de Río de Janeiro, en 1940 abandonó en el Gran Premio Internacional del Norte con el debut ganador de Fangio, sufrió un terrible vuelco en la Buenos Aires-Caracas de 1948, y cerró ese mismo año su participación obteniendo el puesto 12 en la competencia Lima-Buenos Aires.

Arturo falleció en 1976 en un accidente en Zapala justamente con la Plymouth que lo llevó a la gloria. Hoy tiene un lugar preponderante resaltando con un escrito su actividad, en uno de los niveles del edificio balcarceño que, además, pone en valor las máquinas de Fangio como el Mercedes Benz “Flecha de plata”, la Ferrari, un fórmula 1 de la década del ’90, los Torino de Nûrbugring o el “Tractor” de Eduardo “Tuqui” Casá, entre otras.

Los documentalistas Alfredo Parga, Carlos Engels y el “Chivilcoyano” destacaron la figura de Kruuse  como inventor de un motor rotativo anterior al Wankel, y que en 1935 “se embolsó los 22.000 pesos argentinos del primer premio (con lo que saldó las deudas y préstamos), y de ser un desconocido pasó a ser famoso entonces, así como el segundo titular del Campeonato de Argentina de Carretera (y el primero argentino, puesto que el anterior, el campeón 1934 Emilio Karstulovic, era chileno)”.