El gran reality del año va y va, sus participantes tejen estrategias y otros miran con ganas una rendición.

Estar en la casa más famosa del país no es gratis, la exposición es un arma de doble filo y así es como la vida común de cualquiera de los participantes también sufre cimbronazos fuertes.

El entorno de quienes están adentro de la casa, sufren a la par del protagonista sobre todo si están metidos en las redes sociales y consumen todo lo que la gente opina de ellos, sin siquiera conocerlos, solo por verlos jugar en un reality.

Cada cual trae su vida, sus problemas y sus amores incodicionales, por eso que pasado el tiempo esto último empieza a pesar y allí debe florecer el amor propio para aguntar y pensar en el objetivo por el cual decidieron anotarse en Gran Hermano.

Romina Uhrig es la participante que está en la cuerda floja, con un pie afuera, pero no porque esté nominada y el público la quiera fuera de la casa, sino por motus propio.

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En una charla a solas con Big, así le llaman al Gran Hermano, aquel con el que hablan en el confesionario, Romina hizo un descargo en el cual rompió en llanto y pidió abandonar la casa.

"Me estoy quedando sin fuerzas", fue la frase lapidaria que le espetó Romina a Big y esto remite a que extraña mucho a sus hijas y en especial estas fechas donde por ejemplo una de ellas tuvo su fiesta de egresados.

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Tras expresar este sentir, este pesar, la ex diputada se encerró en el baño notoriamente conmocionada por la situación, sumado a que esto se dio a los pocos días de su fuerte pelea con Coti.

Aguantar para sobrevivir sería la frase de cabecera que se puede utilizar en Gran Hermano, aunque a veces el costo sea extrañar a mares a tus familiares, a tu día a día, por un programa donde las miserias van marcando el rating de un programa donde el que gana es uno solo.