Si bien Juan Ponce de León fue uno de los galanes de Verano del 98, su pasión estaba en otro lado. Es por eso que se volcó a la música dejando atrás la fama.

Pese a consolidarse en la fama a fines de los 90 y principios de los 2000, Juan Ponce de León decidió apartarse de las cámaras y los escenarios para apostar por lo que más le apasionaba desde que tenía solo 6 años: la música. 

Juan era uno de los galanes de Verano del 98, un éxito de Cris Morena en los años 90. Participar en aquella telenovela le permitió actuar en Rincón de luz, Costumbres Argentinas, Amor latino, Luna salvaje y Un cortado, entre otras. 

“Fue lindísimo por un lado y tremendo por otro, porque perdimos el anonimato todos juntos. No podíamos salir a la calle y teníamos custodios que nos venían a buscar a nuestra casa y nos ayudaban a transitar por la ciudad. Parecíamos Los Beatles”, contó en el podcast Basta chicos. 

Sin embargo, pese a agarrarle el gustito a la fama, Ponce de León tenía una pasión aún más grande que le terminaba pensando en la balanza a la hora de decidir qué hacer con su vida. Es que desde los 6 años empezó a estudiar piano, lo cual fue el inicio de su amor por la música. 

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Vale recordar, que en aquel entonces la telenovela estaba planeada para ser transmitida solo en ese verano. Sin embargo, el furor que generó la gente los obligó a extenderla hasta noviembre del 2000. “Yo quería hacer música, pero tenía una banda de jazz y renuncié para hacer la novela. Aguanté todo lo que pude, casi 300 capítulos”, confesó. 

Pese al éxito que supo obtener, nunca terminó de estar convencido sobre lo que estaba haciendo, siempre sintió que lo suyo era otra cosa. Es por eso que pateó el tablero y priorizó sus gustos personales por sobre su carrera como artista. 

Así es como prefirió su música por sobre las cámaras y la fama. Pasa sus días componiendo y creando nuevas canciones en la búsqueda de algún hit. Cada mes realiza shows en Carnal Restó Bar, ubicado en el barrio de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires.

Entre las canciones que suelen pedirle los que concurren se encuentra “Nada nos puede pasar”, emblemática canción de Verano del 98. 

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