La actriz retornó a la pantalla chica en modo conductora y con ello volvió su presencia a los medios de comunicación, recordando viejos amores de la cantante uruguaya.

Natalia Oreiro y Ricardo Mollo son de esas parejas que aún sorprenden al verse juntos, puesto que ambos parecen ser de dos mundos diferentes, pero en cuestiones del amor todo se puede equiparar con el poder de un flechazo.

La cantante/actriz se conoció con el músico hace 21 años y desde entonces no se separaron más. Además como fruto de ese amor, tuvieron a Merlín Atahualpa, quien ya cumplió 10 años y mantiene aún más unida a la pareja, también en modo padres.

Muñeca Brava fue uno de los grandes hits en la carrera de Natalia, una telenovela que protagonizó junto a Facundo Arana y que fue un éxito mundial, vendida en muchos países y lo que hizo que la cantante sea muy reconocida en Israel y Rusia, como para citar dos ejemplos exóticos.

En medio de ese boom televisivo, la actriz se cruzó con Mollo en una clase de yoga y ambos quedaron impactados. Ella de 23 y el de 43, emprendieron un viaje al amor, que aún hoy se mantiene intacto, sin rumores de peleas a lo largo de las dos décadas que llevan juntos.

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Cuando le llegó el amor a su puerta, Oreiro venía de una relación importante con Pablo Echarri y quizás ni ella apostaba a una nueva relación tan rápido. Pero aquella clase de yoga fue letal según afirmó la montevideana.

“Yo me lo levanté a él y me llevó dos meses convencerlo”, respondió entre risas la conductora de “Quien es la máscara” y luego explicó: “Me enamoré de su corazón, de su sonrisa, de su mirada dulce, de su paz. A mi él me genera mucha paz interior”.

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Con apenas un par de meses de noviazgo, la pareja decidió dar el sí en un pueblito de Recife, en Brasil y a partir de ahí construir una vida juntos. Mollo continuó con su banda Divididos, súper exitosa, la cual desde hace un tiempo para acá abrió el juego con recitales para niños en horarios diurnos y con un volumen más bajo para que los pequeños puedan disfrutar de lo que gustan sus padres.

“Ya llevamos 20 años sin darnos cuenta, que rápido pasó el tiempo. Me conmueve mucho Ricardo como compañero y como artista”, concluyó Oreiro y le dio un cierre a tono con la pasión y la admiración que se tienen entre sí y que hace que todo funcione de manera natural, sin tantas estridencias, encontrando en lo simple la vigencia del amor.