De un tiempo a esta parte, distintos organismos mundiales vienen advirtiendo sobre el bullying que no se frena en las escuelas. Se llama a la reflexión para que cada país tome cartas en el asunto. Y si bien Argentina lleva adelante distintas campañas, con varios famosos que se suman habitualmente, todavía hay establecimientos que miran para otro lado.

Y no hace falta irse muy lejos. Esto se ve a diario en la Comarca, en varias escuelas en las que los directivos, en vez de involucrarse, miran para otro lado. Hace un mes se conoció el caso de la Escuela N° 30, de Viedma, en la que la mamá de un nene que lo padece apunta contra la directora. Otros padres, en solidaridad, también remarcan que la directora no hace su trabajo. 

Y ahora se suma otro caso, en este caso, ocurrido en la Escuela N° 21 de Patagones. La mamá de un nene de 11 años vio que su hijo había cambiado sus actitudes, que de un día para el otro se negaba a ir al establecimiento, y eso hizo que comenzara a averiguar. Primero hablando con él y luego con otras madres. Incluso con el mismo colegio, y el veredicto es desgarrador, pero mucho más el accionar de la directora.

“Sufrió bullying, maltrato psicológico y físico por parte de algunos compañeros. Los docentes de sexto grado miraban para otro lado y la directora nunca hizo nada. Esto comenzó en marzo y ahora lo tuvimos que sacar, a la espera de que ingrese a otro establecimiento”, comenzó la señora. A eso tuvo que llegar, a que paga el chico cuando tendría que haber sido el primero a proteger.

Con todo esto, intentar hablar con la directora se transformó en una odisea: “Me decían que tenía que sacar turno pese a la gravedad del caso, después que estaba con parte médico…y así fueron pasando los meses. Me hijo dejó hasta de hacer deporte, venía y se encerraba en su habitación a llorar, no quería salir de ahí”.

“El maltrato era los días que no llevaban nada, porque sino no tenía plata o golosina para darle a quienes lo hostigaban le pegaban. Todo esto lo pudimos contar y la directora nos respondió que en su colegio no pasaba eso. En otro momento nos dijeron que iban a tomar cartas en el asunto, pero nunca hicieron nada. Hablamos con los padres de los chicos agresores, ninguno sabía nada. Uno de los papás nos dijo que no podía hacer nada, que eran cosas de chicos”, agregó.

La conclusión es que el menor tuvo que dejar la institución, que se sabe que hay otros chicos que están pasando por lo mismo y que están buscando colegio para irse. Eso sí, las autoridades siguen firmes, sin llevar adelante la tarea que deberían.

Vale remarcar que los padres del joven no se quedaron con eso y piensan ir hasta las últimas consecuencias. “Hicimos la denuncia penal y ahora le pusieron un psicólogo, porque el nene no quiere ir más. A la Escuela N° 21 no la pisa más. Mi idea es mandarlo a un establecimiento de Viedma”, indicó.