Que el tránsito en Viedma es pésimo ya no es noticia. Está claro que no hay que meter a todos en la misma bolsa, pero un porcentaje alto conduce mal. Las maniobras temerarias se multiplican y esto ya es responsabilidad de aquello que deben hacer cumplir las reglas de tránsito. Al no cortarse el problema de raíz, el árbol de lo que no se debe hacer crece y crece.

Pero a la par de esto, y a raíz de casos lamentables que se han dado en los últimos días en la capital rionegrina, llama la atención el poco interés por la vida de los motociclistas. Hasta el que no tiene moto, que no entiende de esto, sabe que ante cualquier eventualidad el paragolpes es quien va arriba de ese rodado.

Durante la noche del viernes 29, en la ruta N° 3, hubo un choque entre un auto y una moto. Cuando llegó la policía y la ambulancia se percataron de que quien se llevó la peor parte no tenía casco. Nos trasladamos 48 horas para atrás y nos encontramos con el fatal accidente en Álvaro Barros al 1200.

El hombre de 38 años se murió por no llevar protección. Las cámaras mostraron que fue un roce con un auto, pero eso lo desestabilizó, se cayó, y el golpe de su cabeza descubierta contra el asfalto fue letal. Con un casco homologado estaría vivo.

A principio de junio, la muerte de El Noba, también de la misma manera, sacudió al mundo de la música. El día de su sepelio, sus fanáticos salieron por todo el país en sus motos, en una suerte de caravana para rendirle homenaje. Acá, en la capital rionegrina, se replicó. ¿Qué se vio? Que casi nadie tenía el casco puesto. Él ídolo de ellos se acababa de morir por no usarlo y ellos lo imitan.

NoticiasNet salió a hacer un recorrida y el resultado da que la gran mayoría no lo usa. Una modalidad es llevarlo en el codo, por las dudas, por si se cruzan con algún control o para cuando tienen que cargar nafta, ya que sin casco no se despacha. Pero luego, esta herramienta de seguridad, vuelve al antebrazo.

Está claro que hace falta más controles, ser más riguroso, pero también es cierto que no hay conciencia, lo dicho; el poco interés por la vida propia. Saber que un auto, un perro, una piedra en el asfalto, todo esto provocan caídas y la cabeza es la primera en tocar el piso.