El 18 de abril de 2019 fue la última vez que se lo vio por Viedma al empresario viedmense Federico "Fred" Machado cuando trajo en su avión al entonces candidato presidencial José Luis Espert para presentar el libro “La sociedad cómplice”.

Cuando el dirigente político se acomodó en el atril, lo primero que hizo el frustrado candidato presidencial fue agradecer a “Fred” por “el excelente vuelo que tuvimos”. Machado se dedica a la aeronáutica y es coleccionista.

Aún no está confirmado que haya sido la última vez de un desembarco aéreo en esta capital, ni tampoco dónde se encuentra detenido en la actualidad.

Pesan sobre el empresario aeronaútico acusaciones por narcotráfico en gran escala, lavado de dinero y fraude electrónico.

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) de Neuquén, que había recibido el alerta roja de Interpol a pedido de los Estados Unidos, procedió a su inmediata detención el 15 de abril del año pasado y lo puso a disposición del juez federal Gustavo Villanueva.

Fred estaba señalado por importar grandes cantidades de cocaína a los Estados Unidos desde y a través de Colombia, Venezuela, Guatemala, México y otros países latinoamericanos, a través de la compra fraudulenta de aviones, que eran supuestamente trasladados a estos países para contrabandear polvo y, en el proceso, lavar dinero.

Se cree, también, que defraudó a empresarios con compras privadas de aeronaves valuadas en millones de dólares que resultaron ser falsas.

De acuerdo a informes en poder de las autoridades argentinas, la asociación ilícita incluía el uso de documentos de registro truchos para cubrir la verdadera titularidad. Por ejemplo, entre abril y junio de 2019, participó de una transferencia de un avión que fue transportado desde el estado de Florida hacia México esquivando los trámites de rigor de la Federal Aviation Administration.

Se hicieron dos transacciones vinculadas a la aeronave, de 2,2 y 1,9 millones de dólares respectivamente. También, en febrero de ese año, fue involucrado en la venta clandestina de un avión que era propiedad de la aerolínea japonesa All Nippon Airways. También comenzó maniobras para vender otro avión de una aerolínea privada en China. Luego, lo hizo con otra nave de Air India.

El daño por jugadas sucias con aviones se estima, según estos informes periodísticas, en 250 millones de dólares.