Elisa y Patricia son vecinas del barrio Guido, una vive en la escalera 23 y la otra en la 1, se conocen hace muchos años incluso hubo una época en que sus hijas eran amigas. Sin embargo, la relación entre ellas se quebró y sus familias quedaron enfrentadas.

Las dos saben que la violencia puede escalar en cualquier momento, porque hace meses que ambas acumulan hechos desagradables. Afortunadamente están abiertas a una solución pacífica pero necesitan que alguien oficie de mediador para que haya garantías.

Las dos mujeres dialogaron con Noticiasnet y contaron  la situación que atraviesan. Ambas coinciden en el hartazgo, el temor en que hay una víctima grave y en la necesidad de darle fin al conflicto; lamentablemente la confianza entre ellas se perdió.

El inicio del enfrentamiento fue cuando, sus hijas dejaron de ser amigas para convertirse en adversarias y el primer episodio de violencia fue justamente entre ellas.

“Mi hija fue a comprar y la otra chica le sacó un martillo. Mi hija se defendió como pudo, pero terminó con la cabeza rota. Después fueron a pegarle a mi otra hija que estaba con el nene de 1 año y no les importó”, dijo Patricia.

“Un día mi hija llega de trabajar en su casa, estaba poniendo machimbre y me dice voy a comprar algo para comer acá abajo. Cuando llegó las dos chicas la pararon y una le dijo si se iba a parar de manos por el celular. Empezaron a pelear, le pegaron entre las dos, le rompieron los anteojos y en un momento sacó el martillo para defenderse. Logra salir y sale corriendo para pedir auxilio, cuando llegó salimos nosotros y se armó un despiole que te para que te cuento. Así arrancó el problema y no terminó nunca más”, expresó Elisa. 

Las dos coinciden en que ese fue el comienzo de los sucesos de violencia. Según relatan las dos, día tras día sus vecinos suman algún nuevo capítulo a esta triste historia.

“Estamos asustados, hace 15 años que vivimos acá pero ahora lo que pasa es grave. Nos hacen de todo y no podemos hacer nada. Nosotros tratamos de no salir porque están en frente y nos viven gritando cosas. Somos todas mujeres y ellos son como 15, no podemos hacer nada”, aseguró Patricia.

“Nosotros somos tres mujeres y un varón, ellos son como 15 y no podemos ni siquiera salir a comprar porque nos gritan cosas y nos quieren pegar. A mi hija la apuñalaron, se encontraron en la toma y toda la familia la cagó a palos; terminó apuñalada y en el hospital”, agregó.

Por otro lado, Elisa asegura que “ellos son agresivos, cuando están consumiendo droga y alcohol mucho más. Mi hija está viviendo en mi casa, no puede salir porque donde la ven la insultan o la quieren atacar”.

“Ella tiene un hijo preso, que nos amenazó varias veces, incluso pone: "en dos meses salgo en libertad y les voy a colar el rancho, me voy a morir pero me voy a algunos de ustedes". El otro hijo, que tiene 17 años, anda armado y siempre pasa en moto amenazante”, continuó.

Otro punto de coincidencia es que tanto la policía como la justicia son conscientes de la situación pero no han conseguido encontrar la manera de terminar con el enfrentamiento.