La historia de Tomás, un nene trans de Viedma que hoy está contento con su identidad

La Casita de Nehuén, dependiente de la Subsecretaría de Protección Integral, desde su gestación viene trabajando con las infancias a través de talleres de todo tipo, tales como música, boxeo, serigrafía, guitarra y hasta reciclaje de telas.

Ahora el espacio que está ubicado en la Escalera 35 del barrio Guido ha realizado una serie de videos contando historias de vida. Uno de ellos es el de la historia de Tomás, un nene trans de 13 años.

Con autorización de su madre para difundir todo el material, reproducimos su narración.

VIDEO

A través de un íntimo testimonio, Tomy dijo: "A los 8 años fue mi decisión de querer ser varón y acá estamos con la transición para adelante y cabeza arriba, con toda la actitud".

"Un día me desperté, pensé y pensé y yo dije 'yo no me siento en el cuerpo adecuado, me quisiera cambiar de género'. Así que al otro día le dije a mi mamá. Le dije 'quiero ser varón'", explicó y completó que inmediatamente se sumó a una agrupación llamada Infancia Arcoíris que lo contuvo en todo momento.

Estela, su mamá, también aportó su relato que es una enseñanza para todos los padres. "Tomás desde peque ya venía manifestándose con los juguetes, pero yo no le daba bolilla porque para mí los juguetes no tienen géneros. Después cuando le hacíamos dos colitas en el pelo decía que no le gustaban y un día me dijo que no se sentía cómodo con su cuerpo".

La mamá prosiguió: "Empecé a buscar ayuda, me encontré con una mamá que también tiene una niña trans, así que le pregunté más o menos. En el momento sentí una cosa así como ¿qué hice? Pero lo de esto es poder acompañarlo y que él se siente feliz, porque la felicidad es de él".

Estela expresó que sintió mucha adrenalina, pero se asesoró con una psicóloga, quien le dijo que Tomy era un nene y no una nena.

Cambio de documento

Hace un año se produjo el cambio registral de Tomás, que para la mujer que lo llevó nueve meses en el vientre fue un hecho histórico y cuyo sentimiento no tiene palabras.

"Fue algo muy lindo ver la felicidad de él plasmada en su documento, fue una alegría enorme y la mayoría de la familia lo tomó bien. Nosotros por ahí teníamos miedo con los abuelos que son personas grandes, y nos dejaron con la boca abierta porque dijeron que lo aceptaban así como es", puntualizó.

Tomy finalmente indicó que gracias a Arcoiris pudo decidir cuál es su nombre que lo identifica. "De ahí para adelante me empecé a cortar el pelo, cambié la ropa y le fui diciendo a mis amigos... ahí hice mi transición. Un día estaba en la escuela, fuimos a hacer la despedida a séptimo y cuando los chicos vieron la pulsera que tenía de LGBT me empezaron a decir lesbiana y todas esas cosas, pero con mis amigos estoy bien".

Más allá de la ignorancia de algunos adultos y de sus hijos que absorben lo mejor y lo peor de cada uno, Tomy ahora está contento con su identidad. Está feliz, que es lo que verdaderamente importa.