Usos de ayer y hoy

| 15/11/2021

Ojo, que la jarilla no es un yuyo: el valor de una planta nativa

Ojo, que la jarilla no es un yuyo: el valor de una planta nativa

Los habitantes de las ciudades hemos ido perdiendo el contacto con el medio ambiente natural. Y con ese alejamiento se nos fueron olvidando conocimientos que se transmitían de generación en generación.

 

El valor de las plantas nativas, sus usos y sus propiedades, es un claro ejemplo. Un observador poco habituado que salga a caminar por la meseta apenas verá algunos “yuyos” con poco valor. Despreciando casi a una vegetación que lleva siglos de adaptación al medio.

 

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No era este el caso de los pobladores originarios ni de los colonos que llegaron a principios del siglo pasado para hacerse un lugar en la Patagonia.

 

Observación conciente para poder aprovechar al máximo los escasos recursos que ofrecía el medio. Tal es el caso de la humilde jarilla, especie a la que el poeta Hilario Cuadros le dedicó estos sentidos versos: “Jarilla fresquita le vendo, señora de los ojos negros, / de chapecas largas y ondeados cabellos, / esos ojos negros, a este jarillero / le han quitado el sueño”.

La jarilla era empleada como combustible en aquellos hogares y como no todos podían darse el lujo de salir a buscarla a la barda, algún poblador se encargaba de recolectarla y después de venderla. Tal el oficio del “jarillero” retratado por Cuadros.

La agrónoma Adriana Bünzli, profesora de Botánica en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad del Comahue, desarrolló un extenso trabajo en el que recopiló e investigó diferentes propiedades de los vegetales de la meseta. Y dedica parte de su tiempo a divulgar sus usos y su forma de propagación como una forma de preservar la biodiversidad.

 

 

“La “jarilla de río” particularmente actúa como antifúngico y antireumático. Se la utiliza para tratar la neumonía y para calmar el dolor de estómago. Se utiliza para el tratamiento de algunas afecciones oculares, en ambientes rurales alejados de los centros poblados se utiliza en la emergencia un remedio casero preparado con hojas de jarilla hembra”, escribió en su libro “Hablemos de plantas”. El trabajo se puede descargar desde el link: http://rdi.uncoma.edu.ar/handle/123456789/38/browse?type=author

Allí, Bünzli explica que para preparar ese remedio “se hierven algunas horas en un pequeño recipiente bien limpio. Se deja enfriar el preparado resultante y luego se aplica en los ojos como se hace comúnmente con los colirios comerciales”. Además, la infusión teiforme de sus hojas se utiliza contra el resfrío y los parásitos intestinales. Y se puede realizar inhalaciones de vapores en resfriados y en baño para la artritis.

Además, los pueblos originarios utilizaban la raíz de estos arbustos como alimento. De las “jarillas” se aisló el ácido nordihidroguayarético, antioxidante de aceites y grasas comestibles. La “jarilla” es utilizada en forma popular en tratamientos contra la artritis, ciática, gota, es además rubesfasciente, desodorante pédico y antiinflamatorio.

La agrónoma explica que se “han realizado experimentos con jarilla, cuya aplicación como medicinal ha sido estudiada desde hace varias décadas por numerosos investigadores. Se ha determinado su capacidad para curar heridas, reumatismo, inflamación del tracto respiratorio y digestivo, disturbios gástricos artritis, cáncer, tuberculosis, resfrío y enfermedades venéreas. Además actúa como tónico, correctivo, antiséptico y expectorante. El extracto acuoso de jarilla hembra actúa como antitumoral”.

La variedad conocida como “jarilla hembra” tiene propiedades exclusivas “como antiinflamatoria, facilitadora de partos difíciles, antiparasitario, desodorante pédico, favorece las menstruaciones, repele insectos y para ahuyentar males. Se la utiliza para tratar: resfrío y reuma y en aplicaciones de cataplasmas expectorantes”.

En tanto, la llamada “jarilla macho” posee capacidad “para curar heridas, reumatismo, inflamación del tracto respiratorio y digestivo, disturbios gástricos, artritis, cáncer, tuberculosis, resfrío y enfermedades venéreas. Actúa como tónico, correctivo, antiséptico, expectorante y febrífugo”, enfatizó Bünzli.

“Y eso no es nada – aseguró un amigo, docente de matemáticos, artesano y en proceso de aprendizaje de alambiques y fermentaciones -. Yo la uso para darle un gusto especial, un toque patagónico a una cerveza que estoy elaborando”.

 

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