03/05/2019

Una vez más el Central

Por Emilio De Rege

Una vez más el Central

 

Esta semana, una vez más, tenemos novedades desde el BCRA. Mientras que el domingo pasado hablábamos del riesgo país y de su correlato en el mercado cambiario y el derrotero del gobierno y la crisis, ahora vemos cómo las reformas se orientan a aumentar la estabilidad del dólar y generar mayor efectividad de la tasa de las LELIQ. Pero vamos por partes.

 

Las medidas del BCRA en la semana estaban dentro de lo previsto. Por un lado, veíamos hace tiempo la posibilidad de que el BCRA cambiara, con permiso del FMI, su forma de intervenir en el mercado de cambios. Por otro, más de una vez hablamos cómo había un descalce entre la suba de tasas de Leliq con lo que pagaban los bancos los plazos fijos.

 

En el caso de la cotización del dólar, era inminente una mayor intervención en el tipo de cambio por parte del Banco Central. De medidas buscando darle más certeza al mercado cambiario, para no decir fijarlo. La realidad es que muchos lo venían pidiendo, debido a que el descalce de las expectativas de turbulencia con el nivel de corrección que está teniendo la macroeconomía, es mayúsculo.

 

Hay apretón monetario, déficit primario cero, tipo de cambio alto y siguen la presión sobre el tipo de cambio y la inercia inflacionaria. Todo apunta a las expectativas de un devenir profundamente devaluatorio, al tiempo que la pérdida de capital político acota cualquier poder de maniobra del presidente y el gobierno día a día. La venta de las divisas del Banco Central para contener la escalada del dólar entonces era un escenario previsible.

 

Con excedente comercial, sin emisión o con emisión negativa y ajuste fiscal acelerado, sumado al nivel de reservas que tenía el Gobierno, no se condecía con la inestabilidad cambiaria. Es así que se decide comenzar a intervenir. Esta semana prácticamente se ha eliminado la zona de no intervención. El Banco Central finalmente ha decidido intervenir en la cotización del dólar a través de la venta de reservas y de manera discrecional.

 

El Central deberá obrar con cautela con esta herramienta que recupera. Las diferencias con la última intervención, antes del inicio del actual programa son muchas. El actual Banco Central va a poder intervenir con el monto que crea necesario en el mercado de cambios, con un tipo de cambio mucho más elevado y con muchas correcciones hechas. Dicho esto, habrá que ver con qué dólar el Central se siente cómodo. Si decide aniquilar las expectativas devaluatorias en el corto plazo para asestar un golpe seco a la inflación. Si decide seguir con las metas de devaluación administrada, mas interviniendo en las escaladas en el tipo de cambio. Habrá que esperar para ver.

 

Ahora, hay riesgos. Puede esta nueva libertad ayudar de muy corto plazo, pero si persiste una dolarización de las carteras y la presión continúa puede ser un arma de doble filo. Usar las reservas para atrasar el dólar y bajar inflación puede terminar generando una expectativa de devaluación creciente que termine impactando de golpe en el tipo de cambio. O bien el uso excesivo de las reservas podría complicar el programa financiero del año entrante. Con un panorama financiero con pocos excedentes y dado el límite de las reservas de libre disponibilidad en un contexto de cierre de los mercados.

 

Pasando al otro tema, la segunda reforma corresponde a la forma en que los ahorristas pueden suscribir sus plazos fijos. Para esto, tenemos que empezar hablando de las Leliq, una de las tantas herramientas que tiene el Banco Central para influir en la cantidad de circulante de la economía argentina. A través de ellas, se intentan absorber pesos del mercado. Cuanto mayor la tasa que paga el Central a través de esta herramienta, más se le pagará al ahorrista desde el banco por su dinero a plazo fijo y así se absorberán pesos, quitándole presión al dólar y a la inflación en el corto plazo.

 

Es decir que la tasa de Leliq naturalmente debiera tener un correlato con la que los bancos ofrecen al público. Encontrábamos sin embargo cierto descalce entre unas y las otras. Mientras que la tasa de las primeras está por encima del 70%, los plazos fijos ofrecen en promedio algo más de 46% a 30 días. Si bien hay que descontar encajes y desfasajes temporales, hay una brecha importante. En esta clave podemos leer las últimas medidas del central.

 

Hoy cualquier persona puede establecer un plazo fijo desde su computadora en el banco que desee y sin tener necesariamente una cuenta establecida en el mismo. Las dificultades a la hora de migrar los fondos es cada vez menor, logrando de esta manera que suban la tasa de interés ofrecida a la caza de eventuales clientes. Maximizando así el efecto monetario de la suba de tasas de las Leliq.

 

 

 

 

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