En noviembre de 1963

| 23/11/2021

Muerte violenta de un presidente norteamericano: 5 claves para entender el mito de John Kennedy

Muerte violenta de un presidente norteamericano: 5 claves para entender el mito de John Kennedy

Si Estados Unidos necesita de una figura que muestre su lado más amable, sin duda que el elegido sería John Fitzgerald Kennedy, el presidente asesinado durante una gira por Texas en noviembre de 1963. Joven, carismático, de sonrisa fácil y con historia como “héroe de guerra”, el mayor de los Kennedy desprendía seguridad y confianza.

Es difícil discernir entre sus grandes errores y sus grandes aciertos en aquellos tiempos de enormes tensiones. La guerra fría que enfrentaba a Washington con Moscú estaba en el pico de la crisis.

En el plano interno, los reclamos por los derechos civiles de los afro americanos tropezaba con una violencia inusitada por parte de los blancos. Especialmente en los estados del sur.

Para los países latinoamericanos y del tercer mundo en general, la Alianza para el Progreso intentaba atraerlos con promesas y créditos para grandes obras, que cerraban un cerco diplomático previo.

Durante su breve presidencia, se vivieron hechos tan intensos como la crisis de los misiles en Cuba; la fracasada invasión de Bahía de los Cochinos; el bloqueo de Berlín y la construcción del famoso “muro” por parte de la Unión Soviética; las violentas protestas en el sur contra las medidas que apuntaban al fin de la segregación racial.

Al momento de su muerte tenía 46 años y representaba a la “familia típica” estadounidense: casado con Jaqueline Bouvier, una atractiva mujer de clase media y con inclinaciones artísticas; y los hijos Caroline (1957, tenía 5 años al momento de la muerte de su padre); y John John (1960, 3 años). Un tercer niño había nacido ese fatídico año pero falleció con apenas dos meses por un síndrome de dificultad respiratoria.

Casi 60 años después, la figura de Kennedy sigue teniendo una trascendencia que ninguno de los ex presidentes norteamericanos tuvo jamás. Algunas claves para entender un mito que perdura.

 

 

La muerte violenta en la cima de su fama


El presidente Kennedy fue asesinado mientras recorría la ciudad de Dallas, en el estado sureño de Texas por uno o varios francotiradores que lo emboscaron en un punto especial del recorrido. Allí donde el vehículo debía disminuir su velocidad a menos de 20 km/h. Viajaba en un Lincoln convertible, un blanco fácil para cualquier tirador avezado. Tenía 46 años y estaba en la cima de su popularidad.

 

La conspiración


Apenas una hora y media después del crimen, el FBI detuvo a su principal sospechoso. Lee Harvey Oswald fue acusado de la muerte del presidente. De 24 años y un pasado conflictivo, había integrado el cuerpo de marines; se refugió en la Unión Soviética, donde vivió menos de dos años; regresó a Estados Unidos, donde vivió entre Nueva Orleans y Dallas. El servicio de inteligencia yanki señaló algunos viajes a México y un par de visitas a la embajada cubana. Dos días después, Oswald era trasladado a la prisión del condado.

Pero antes de ingresar fue asesinado por Jack Ruby, propietario de casas de juego y relacionado con la mafia cubano – norteamericana. Y Ruby apelaría juicio tras juicio hasta que finalmente muere en prisión en enero de 1967. Se sospecha de alguna “protección” de alto nivel que habilitaba esas revisiones judiciales.

Según algunas encuestas, más del 80 % de la población norteamericana no cree en la teoría oficial del “asesino solitario” y entienden que hubo una “conspiración” de intereses entre sectores de la mafia y del complejo militar – industrial que planearon su muerte.

 

La guerra fría


Kennedy enfrentó dos situaciones complicadas durante su mandato. Primero, fue la decisión del gobierno de Nikita Jruschov de cercar el sector occidental de Berlín y construir un gigantesco muro que impidiera la normal circulación entre la Alemania Democrática y la Federal. Kennedy decidió comandar un “puente aéreo” con Berlín para garantizar el normal abastecimiento de la histórica capital alemana.
También tuvo que lidiar con la famosa “crisis de los misiles”: los soviéticos montaron una base de lanzamiento de misiles en Cuba, apenas a 360 kilómetros de Miami. Una especie de “portaviones” apuntando al corazón de Estados Unidos. El presidente ordenó el bloque de la isla y tras unos días en que se temió un conflicto peor, finalmente se llegó a un acuerdo. Los rusos retiraban la base de La Habana, a cambio de que los yanquis desistieran de instalar una en Turquía.

 


El galán de la política


Un pasado insospechado de líder y combatiente durante la segunda guerra mundial. La sonrisa fácil. Una hermosa esposa. Kennedy era amado por las cámaras y por las multitudes. Pinta de galán de cine o de la naciente industria de la televisión, se le atribuyeron decenas de romances. El más famoso: con la actriz Marilyn Monroe, ícono sexual de la época.

 

El debate televisivo


Kennedy fue el primer dirigente en entender la naturaleza de la televisión en la política. De la TV y de sus nuevos códigos. En el famoso debate con su archi rival Richard Nixon, Kennedy tuvo un mejor desempeño por una pequeña y crucial decisión: utilizar un traje en consonancia con el fondo previsto en el set; y estar más descansado y tranquilo que su adversario republicano. Kennedy entendió que la imagen era todo.

Una encuesta realizada luego del debate sorprendió a los analistas: los que lo habían visto por TV, pensaban mayoritariamente que había ganado. Los que lo siguieron por radio, en cambio, fortalecieron sus convicciones anteriores. Fue la primera elección definida en la televisión.

 

 

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