Opiniones divergentes entre Edith Hermida y Alejandra Maglietti generan fuertes chispazos en el programa

En una reciente emisión de Bendita TV, se generó un intenso cruce entre las panelistas Edith Hermida y Alejandra Maglietti a raíz de la polémica entre Érica Rivas y Guillermo Francella. El programa trataba el tema del fuerte desacuerdo entre los actores por sus posturas políticas, pero las diferencias de opinión también llegaron al seno del panel.

Beto Casella presentó un video en el que se mostraban las fuertes declaraciones de Érica Rivas hacia Guillermo Francella, luego de que éste último apoyara públicamente las medidas de un político controversial. Sin embargo, lo que no estaba previsto era que este incidente llevara a un enfrentamiento entre las panelistas del programa.

Las diferencias comenzaron a surgir cuando Alejandra Maglietti calificó a Érica Rivas como una mujer resentida, argumentando que tardaba demasiado en olvidar ciertas situaciones. Ante esto, Edith Hermida no tardó en responder y desaprobar los comentarios de su compañera, destacando que Francella tenía todo el derecho a expresar su opinión, pero que Rivas también tenía el derecho de disentir.

La situación se tornó aún más tensa cuando Hermida cuestionó los términos utilizados por Maglietti y la acusó de descalificar a Rivas de forma injusta, especialmente viniendo de una mujer. Sorprendida por la contundencia de los argumentos de su compañera, Maglietti solo pudo expresar su desconcierto ante las palabras agresivas de Hermida.

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Mientras tanto, el motivo original de la polémica yacía en un segundo plano. Maglietti explicó que lo que le había molestado era que Rivas sacara a la luz las opiniones de Francella, afirmando que él había hablado mal de ella durante varios años. Hermida, por su parte, utilizó estos argumentos para contradecirla y subrayar que las declaraciones de Francella habían sido producto de un momento puntual y que Rivas había exagerado en su interpretación.

La discusión entre las panelistas se fue intensificando a medida que cada una defendía su postura, sin llegar a un acuerdo. Mientras Hermida sostenía que la forma en que Rivas había sido estereotipada era inaceptable, Maglietti seguía defendiendo su punto de vista. La tensión en el estudio era palpable y el cruce de opiniones dejaba claro que no existía un consenso.

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