Sopa de Cebolla Gratinada: la receta más fácil y económica

La sopa de cebolla es un plato de origen medieval que ha perdurado a lo largo del tiempo debido a su sencillez y su delicioso sabor. Originaria de Francia, es una sopa que lleva consigo la esencia humilde de sus orígenes, pero que ha sabido reinventarse con el tiempo para convertirse en una verdadera delicia culinaria.

Para aquellos amantes de la cocina clásica y sofisticada, la sopa de cebolla gratinada se presenta como la mejor opción para sorprender a tus invitados con una preparación única y exquisita. Al combinar la dulzura de las cebollas caramelizadas con el intenso sabor del queso gruyere gratinado, esta sopa se convierte en un verdadero festín para el paladar.

La preparación de esta receta requiere de tiempo y dedicación, pero al probar el resultado final, te darás cuenta de que vale la pena invertir en los sabores más auténticos y tradicionales.

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El secreto para que quede increíble

Para lograr una sopa de cebolla gratinada perfecta, es imprescindible caramelizar muy bien las cebollas y dejarlas hirviendo en el caldo durante un tiempo prudencial, para que así los sabores se fusionen y alcancen su máxima expresión.

A continuación, te presentamos una receta clásica francesa, para que puedas disfrutarla en la comodidad de tu hogar. Los ingredientes son simples y fáciles de encontrar en cualquier despensa, lo que la convierte en una opción económica y accesible para todos.

Ingredientes:
- 4 cebollas blancas grandes cortadas en finas rodajas
- 4 cucharadas de manteca
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 2 cucharaditas de azúcar
- 2 cucharadas de harina
- 1 taza de vino blanco seco
- 6 tazas de caldo de carne
- 1 ramita de tomillo
- 1 hoja de laurel
- 1 baguette o pan francés cortado en gruesas rodajas
- 2 tazas de queso gruyere rallado
- Sal y pimienta al gusto

Paso a paso

El proceso de preparación de esta sopa requiere de paciencia y tiempo, pero el resultado final hará que valga la pena. En una cacerola grande, derrite la manteca junto con el aceite de oliva a fuego medio-alto. Agrega las cebollas y el azúcar, y saltea durante 15-20 minutos, o hasta que las cebollas estén caramelizadas y doradas.

Luego, añade la harina y mezcla bien. Cocina durante unos minutos, revolviendo constantemente para obtener una base espesa y sabrosa. A continuación, incorpora el vino blanco y deja que se reduzca durante unos minutos, para aportar un toque de sabor único a la preparación.

Una vez reducido el vino blanco, es momento de agregar el caldo de carne, el tomillo y la hoja de laurel. Lleva la preparación a ebullición y luego reduce el fuego a medio-bajo. Cocina durante 30-40 minutos, o hasta que la sopa esté bien cocida y los sabores se hayan mezclado de manera armoniosa.

Mientras tanto, precalienta el horno a 200°C y tuesta las rodajas de pan hasta que estén doradas y crujientes.

Una vez lista la sopa, retira la ramita de tomillo y la hoja de laurel, y sazona con sal y pimienta al gusto. Sirve la sopa caliente en tazones resistentes al calor y coloca una rebanada de pan tostado sobre cada uno de ellos. Espolvorea generosamente con queso gruyere rallado y lleva al horno a 200°C durante unos minutos, o hasta que el queso se haya derretido y adquiera un delicioso tono dorado y crujiente.

Luego de unos minutos de espera, saca la sopa del horno y sírvela caliente, listo para disfrutar. La sopa de cebolla gratinada es el plato perfecto para sorprender a tus comensales con una receta de alta cocina que les dejará con ganas de repetir.