Los ex Casi Ángeles vivieron un momento de zozobra entre ellos con sangre de por medio, mostrando lo a full que vivían en aquel momento de éxito.

Hablar de Casi Ángeles es sinónimo de un éxito rotundo en el mundo de Cris Morena y su escuela de actores argentinos, donde sin dudas es la producción de un semillero importante de los actores y artistas nacionales de los últimos años.

Lali Espósito, la China Suárez, Tacho Riera y Peter Lanzani fueron los cuatro protagonistas de una tira que rompió ratings, taquillas y que los llevó a ser practicamente unas estrellas de la música en el tiempo que se presentaban noche tras noche en el Teatro Gran Rex.

Tacho Riera estuvo de invitado al programa de entrevistas de Fernando Dente en Noche al Dente y entre muchos otros temas, no podía quedar afuera revisar un poco lo que fue Casi Ángeles para él, pero claro, también contando alguna que otra pastillita risueña y no tanto de aquellos años donde eran una especie de Beattles.

Tacho y Peter Lanzani se criaron juntos dentro de la actuación y tienen una enorme relación que perdura en el tiempo a pesar de que las carreras de uno y otro dispararon para lados diferentes. Los une millones de horas de ensayo, escenas y también los famosos y ponderados golpes de la vida, en este caso literal para el rubio actor.

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Así fue que Tacho se metió de lleno a contar la anécdota de cuando Peter le fracturó la nariz en cuatro pedazos en pleno recital de Casi Ángeles y tuvo que abandonar la escena del vivo con la remera teñida de sangre y un mal movimiento que lo mando directo al quirófano.

"En los shows de Casi Ángeles, pensá que fueron cuatro años, hicimos muchas versiones de shows y pasaban un montón de cosas. Fue adaptándose porque empezó siendo más comedia musical y terminó siendo más recital pero, en el medio, teníamos micrófono de mano y empezábamos a cantar más tipo recital pero todavía seguían algunas coreografías", arrancó la historia Tacho.

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"Ahora que lo pienso era una locura. Peter venía corriendo y yo cantando me tenía que agachar y él tenía que saltar por arriba mío con el micrófono en la mano. Estábamos en Rosario y, cuando él salta, se va un poquito de costado y me pega un talonazo. Me reventó la nariz", agregó.

"Yo seguí cantando como si nada pero tenía la nariz partida en cuatro pedazos. Yo seguí porque no sentí nada pero el guitarrista me miró y me hizo señas de que saliera del escenario. Tenía una remera blanca y estaba llena de sangre. Me tuve que operar al final", fue el cierre de una historia accidentada y que enmarcó como vivían a pleno esa época, cantando, bailando, saltando y siendo apenas unos jóvenes saliendo de la adolescencia en un mundo de adultos.