El periodista de espectáculos tiene una lujosa casa ubicada en el barrio porteño de Recoleta.

Marcelo Polino, conocido por su trayectoria en el mundo del espectáculo, es un hombre reservado en cuanto a su vida privada. Rara vez revela detalles sobre su día a día cuando no está trabajando en televisión o radio.

Sin embargo, esta vez ponemos el foco en Polino mismo, en lugar de seguir los rumores y noticias de los famosos. El periodista posee una exclusiva casa de tres pisos en el barrio de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires, con una peculiaridad destacada.

La propiedad cuenta con un enorme jardín de 200 metros cuadrados, del cual Polino ha admitido haber disfrutado en contadas ocasiones a lo largo de su vida, a pesar de ser parte de su hogar cotidiano.

"Mi casa es re linda. Tengo un parque muy grande que lo miro por la ventana, porque yo no salgo. Yo vivo en Recoleta y tengo un parque propio de 200 metros cuadrados (...) Riego a través de una computadora que se riegan solas las plantas", confesó hace unos años.

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Esta situación se justifica diciendo: "No me llevo bien con la naturaleza, así que tengo el recuerdo de estar como encerrado siempre. Iba a la escuela, volvía a mi casa y miraba la tele. No era un niño muy participativo de las actividades al aire libre. Me gustaba estar dentro de mi casa hasta hoy. De hecho, todo el mundo me carga".

Todo cambió durante el período de cuarentena, cuando tuvo que aislarse en su hogar y se vio obligado a reconciliarse con la naturaleza. Comenzó a cuidar su jardín, trasplantando plantas, cortando el césped y podando arbustos, entre otras tareas.

Siempre disfrutó de la comodidad del interior de su hogar, especialmente junto a sus dos gatas, que también comparten su preferencia por estar dentro y suelen dormir en su placard. Esta divertida anécdota revela la similitud de personalidades entre Marcelo y sus adorables compañeras felinas.

Recientemente, en una conversación en el programa LAM, Polino mencionó que estaba realizando reformas en su casa y confesó: "Vivía en la planta baja y compré la planta baja contigua para tener dos espacios diferentes. Una de ellas la ocupaba mi mamá cuando venía, pero luego quedé huérfano. Así que empecé a derribar paredes y ahora tengo dos casas de dos colores, y estoy uniendo todo".

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