Crónicas viedmenses

| 31/05/2023

Se le cerraron las puertas en la pandemia e ideó un negocio con buenas impresiones

Gustavo Esdras tuvo que reinventarse y ahora sigue creciendo con su emprendimiento. Conocé su historia.

Se le cerraron las puertas en la pandemia e ideó un negocio con buenas impresiones

Por Fernando Manrique

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Fotos: Daniel Idiarte.

2020 fue un año que quedará en los anales de la historia, ya que la pandemia del Coronavirus afectó a millones de personas, tanto en su salud como económicamente.

Los más afectados en sus bolsillos fueron los trabajadores independientes, debido a que tenían restricciones para salir de sus casas y no ostentaban de ningún sueldo fijo, como los empleados privados o los estatales.

Gustavo Esdras, de 42 años, fue uno de los tantos viedmenses al cual se le cerraron muchas puertas y se vio cada vez más complicado en su día a día. Pero invirtió en una impresora y comenzó un emprendimiento que lo mantiene activo.

Vive en el barrio Las Flores, en la calle Las Orquídeas que paradójicamente representa la esperanza, como si fuera un cuento donde cada párrafo tiene un hilo conductor propio.

Gustavo se dedica a hacer impresiones de alta calidad para pequeñas y grandes empresas, almanaques, llaveros, papel fotográfico, anillados y lo que más sale que son las fotocopias escolares, no se queda quieto y esa es la clave de su sostenimiento.

En diálogo con NoticiasNet, explicó: "Estudié sistemas informáticos hace ya 20 años y después estudié software libre en la Universidad del Comahue. Me dedicaba al servicio técnico de computadoras y las impresiones nacieron en el 2020 con la aparición de la pandemia, que nos confinó a todos. Un amigo me motivó a hacer las impresiones, en principio para tareas escolares, y después se amplió el rubro con tarjetas personales, folletería, llaveros y un poco las actividades que las profes requerían, como diapositivas".

Asimismo, agregó: "Siempre apunté a la parte escolar, que era lo más demandante e hice promociones a los chicos, porque estaba limitado poder acceder a los comercios".

"La pandemia fue muy dura para todos, yo tenía la ventaja de poder andar en la calle para hacer las entregas, en ciertos horarios para no estar expuesto constantemente, pero se notó en el aire una cuestión de tristeza y de desolación, por ver las calles deshabitadas", reflexionó en medio del recuerdo del momento más estricto de la cuarentena.

Consultado sobre los costos, citó: "Es difícil sobrellevarlos, sobre todo en el tema de las maquinarias, porque las impresoras aumentaron un 400 por ciento a lo que estaban en el inicio de la pandemia. Una impresora que valía 50 mil pesos ahora sale 250 mil y los insumos han tenido un cierto impacto. Pero yo trato de ponerme en el lugar del otro, sobre todo de los estudiantes que son los que más consumen impresiones, y trato de mantener un precio relativamente económico como para que a ellos también les sirva".

En esta línea, comentó que las fotocopias en doble faz salen $12,50, las individuales $20 y en color $40. Mientras que las tarjetas que requieren un gramaje grueso rondan los 500 pesos.

"Trato de llegar mucho a los chicos y si una profe viene con una propuesta semanal o mensual se le hace un descuento en base a la cantidad", señaló.

Y si bien ahora la demanda mermó un poco, en el pico del confinamiento hasta tuvo que pedir reposición de papeles a otros puntos del país "y siempre mantuve los precios, porque no era justo que el consumidor final absorba todos los costos".

Además, constantemente busca la promoción de su trabajo en cada evento donde pueda verse. Así es que dijo presente en el desfile de los 244 años de Viedma y Patagones repartiendo folletos. Lo mismo hace en cada acto escolar que encuentra.

El papel no se extingue

En otro orden de cosas, no reniega en cuanto al avance de las lecturas en plataformas virtuales. "El papel tiene una connotación por la que no nos podemos desprender de lo físico, más allá de muchas tecnologías y la comodidad que podamos tener con las computadoras portátiles. El papel físico es algo que está arraigado a la sociedad y, sobre todo a los estudiantes que tienen que consumir mucha cantidad de material", consideró.

"Con el papel podes remarcar lo que necesitas y lo podes llevar a todos lados", postuló en comparación a que un celular o una notebook siempre dependen de la señal Wifi o del nivel de la batería. Lo impreso nunca se apaga.

Más allá de lo expuesto, reconoció que con la reapertura de los centros de copiado y que hay muchas personas haciendo lo mismo, han disminuido los pedidos. De todas maneras, le sigue buscando la vuelta e incluso en grandes compras ofrece el servicio de deliverys, para recibir todos los apuntes sin que se les enfríe el café.

"Hace cinco años atrás era impensado que alguien te lleve fotocopias a tu casa y creo que es una modalidad que llegó para quedarse, en este aspecto y en muchos otros rubros. Prácticamente, ya es una condición para elegir un servicio", reforzó.

La oportunidad de la "Scaloneta"

Por otro lado, Gustavo encontró otro buen nicho de ventas en la era de Qatar 2022. En plena fiebre de los álbumes de Panini, para llenar las figuritas de todos los jugadores mundialistas, se le ocurrió hacer impresiones similares, no para sustituir a las originales sino para que nadie se quede sin completar su colección.

En este aspecto, resaltó: "Como todo argentino tenemos esa pasión a flor de piel, estamos constantemente alentando a la Selección y cuando era chico yo tenía el deseo de tener un álbum. Al tener escasos recursos económicos siempre me encontré con la imposibilidad de llenar el álbum y era frustrante".

"La tecnología ahora nos ha permitido que podamos tener facilidades y diseñé figuritas réplicas, para que todos tengan la posibilidad de completar las figuritas que faltaban. Eran con papel adhesivo brillante, así que eran de muy buena calidad, como si fueran las oficiales", amplió.

El valor de las planchas era de $500, con la posibilidad de descuentos cuando se compraban más, todos valores sensiblemente menores a las auténticas.

Para Gustavo, es una cuestión de aprovechar los momentos y otro trabajo que siempre tiene buenos rendimientos son los calendarios personalizados, con 12 fotos familiares, una por cada mes. "Es un recuerdo que te queda para todo el año, por 1200 pesos, que no compras ni un kilo de picada", reflexionó.

Durante octubre, también se le regala una flor de goma Eva a cada mujer que haga un pedido, con motivo del Mes de la Madre.

Son detalles, porque el emprendedurismo consiste en arremangarse y ponerse el overol, pero también en estar en cada uno de los detalles.

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