Una importante empresa avícola de la región denunció que perdió más de 600 millones de pesos debido al brote de gripe aviar que obligó al cierre temporario de dos granjas de producción en la zona de Mainqué. En total, se debieron sacrificar unas 630.000 aves y enterrarlas en la zona de la meseta, para tratar de acotar el impacto de la pandemia.

El responsable de la firma Pollolín, Fabián Maionchi, explicó que durante esa semana ya se recuperan las granjas que había sido clausuradas por el SENASA durante 30 días, lapso durante el cual se tuvieron que realizar todos los trabajos de remediación y desinfección necesarios. Ahora, lentamente, se retoma el proceso de reproducción y crianza de animales.

Esta es la primera vez que aparecen casos de la epidemia en nuestro país. Se sabe que son transmitidas por las especies silvestres durante sus desplazamientos migratorios, por lo que era previsible que en algún momento iba a llegar también al hemisferio sur. En forma casi simultánea, se denunciaron casos en la provincia de Neuquén y últimamente, en la zona productiva de Entre Ríos.

El sacrificio de semejante cantidad de ejemplares provocó una drástica caída de la oferta y un notable incremento de los precios al consumidor. Más allá del impacto de la inflación, hace 45 días los pollos frescos y sus derivados (trozados, milanesas, deshuesados), tuvieron un aumento promedio del 40 %. Luego, cuando comenzó a normalizarse la distribución, hubo una leve reducción en los precios.

Durante una entrevista radial, Maionchi destacó que a partir de la recuperación de la actividad en las granjas comienza el proceso de normalización, que demandará un período de tres meses “siempre que logremos la capitalización necesaria”. La empresa –la más importante de la región y que en su momento llegó a realizar exportaciones a China-, ya realizó las presentaciones ante la AFIP para obtener el resarcimiento por los animales sacrificados.

Por otra parte, apuntó que Pollolín se encuentra trabajando “con menos volumen, pero con todo el personal”, aunque la disminución de la producción está “en el 30 % en estos momentos”.

Los sucesivos brotes de gripe aviar en las granjas de la zona de Mainqué se iniciaron a mediados de abril, y obligaron al sacrificio de las 600.000 aves, que fueron enterradas en la zona de la meseta.