El conductor salió de América a finales del año pasado y desde entonces no volvió a la TV. ¿A qué se dedica ahora?

Cuando América levantó el histórico programa de La noche del domingo, Mariano Iúdica se quedó sin proyectos por delante y sufrió un duro golpe al quedarse desempleado, fuera de los medios y de la TV. Sin embargo, lo cierto es que el conductor estaba teniendo otros planes en medio, aprovechando todo este tiempo para cumplir un sueño.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y junto a su esposa, Iúdica abrió su local gastronómico en Pinamar, algo que en su momento fue muy comentado por los altos precios de los platos que servía dicho negocio. Y detrás de eso se teje una historia que lleva data y tiempo.

"Hace mucho que venimos trabajando con Romina, mi mujer, en lo que queremos que sea nuestro futuro, más allá de lo que nos apasiona, que es la televisión y el espectáculo. En 2018 abrimos el primer local, Gran Bamboo, un concepto muy novedoso ubicado enfrente de colegios que tengan salida a comer, en Zona Norte", comenzó explicando el conductor en una nota con Fernanda Iglesias para La Nación.

Con esto, explicó que desde 2018 se encuentra volcado exclusivamente al mundo gourmet y que trata de darle una impronta muy diferente a la habitual. ¿Qué tiene de distinto? Sus locales (hoy tiene tres restaurantes en total y planea seguir abriendo más sucursales) ofrecen otra alternativa, con una carta atractiva y variantes veggies, burritos, wraps, ensaladas y demás.

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"Generamos una franquicia con un concepto muy directo, para profesores, padres y chicos de los colegios. Esa etapa duró hasta el año pasado. Ahí nos empezaron a llamar para abrir algo en el verano y en diciembre nos llamaron de Pinamar porque Villarobles necesitaba un lugar así", confesó sobre cómo luego terminó montando su negocio en la Costa Atlántica.

Iúdica tenía pensado tomarse vacaciones, pero cuenta haber visto algo en su local de la costa que lo hizo cambiar de parecer. "El 31 de diciembre hicimos la cena de fin de año en Villarobles con un menú fijo y se produjo el quiebre del verano. Esa noche vi qué tipo de gente venía y lo que pasaba. Eran tipos viajados, que querían un buen servicio, no un chiringuito de playa con rabas y milanesas", dijo.

Y agregó: "Fue tan bien ese día que me pidieron por favor que me quedara para capacitar a la gente. Postergué unos días el viaje y me fui a Buenos Aires a buscar mis cuchillos y mis delantales para capacitar a los chicos y después poder irme, pero el primer día de capacitación entré a la cocina, cambié todo, no me gustaron las compras, no me gustaron los arroces, ni los pescados. Entonces hice otros acuerdos, con otros proveedores. Compré los mejores insumos, pescados de todo tipo, condimentos. Así fue cómo levanté el nivel de la carta. Cambiamos la manera de atender y me tuve que quedar".

Ante esta innovación de su carta, Mariano detalló la importancia de haber metido mano en el menú: "La primera vez que cociné, estaba lleno el restaurante, saqué como diez paellas a la vez y Romina me dijo: 'Definitivamente te tenés que quedar'. Así fue como volví a cocinar en una cocina profesional después de 30 años, la última vez había sido a los 22". Hoy, los proyectos de la TV lucen muy lejos de sus prioridades.

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