El suceso meteorológico que afectó a los valles rionegrinos, y a Viedma en particular el 21 de julio de 1899 por efecto de una arrasadora inundación no hizo mella en algún sentido ya que algunos objetos se recuperaron porque los evacuados fueron a las zonas altas de Patagones.

Según los antecedentes de quienes bucearon en la historia, los recuerdos pasaron por nombrar una comisión de vecinos para ayudar a los inundados. El vapor «Vaca» fue el transporte utilizado y el «Depósito de la Comisión de Auxilios a los inundados del Río Negro constituida por la Municipalidad de Patagones» fue destino de los más variados elementos: bolsas de galleta, arroz, azúcar, yerba, harina, papas, porotos, arvejas, fideos, jabón, tasajo. En Buenos Aires, damas de la «Comisión de Socorros», encabezada por la presidenta Rosa H. de Wintter y vice Ana H. de Bernal, ligadas a Carmen de Patagones por razones familiares lograron numerosos aportes. Se dieron los nombres de más de 120 donantes, muchos de ellos con apellidos de tradición maragata y la mayor parte de las donaciones estaban constituida por piezas de ropa, lienzo, botines, sábanas, pañuelos, ropa usada, «una bata», frazadas, medias, pantalones,  ponchos y camisetas. También «49 líos catres fierro, 36 colchones», hilo algodón, botones, «bombachas gambrona algodón», «botines crimea para criatura», alpargatas, «12 pares botas vaqueta» y otros elementos para vestir.

Más allá de estos rescates, son pocos los testimonios sobre cómo era la vida cotidiana de ese momento aciago para viedmenses y maragatos, sin embargo algunos baúles hablan o mejor dicho contienen cosas en su interior.

Como en aquella época, ni siquiera por asomo había radios, y mucho menos televisión, las damas de entonces incluyendo las religiosas pasaban el tiempo con ideas creativas como las manualidades y con el propósito de entretenerse.

Lo cierto es que en los últimos días apareció en manos de una familia de esta capital una puntilla que logró adquirir por una suma no revelada, y quien la vendió sólo divulgó apenas unos pocos datos: estaba en un baúl que se salvó de la inundación, y supuestamente el baúl se encontraba en una institución maragata no pública.

Según pudo observar NoticiasNet, está en perfecto estado este encaje generalmente estrecho terminado en ondas o puntas que se pone como adorno en el borde de algunas prendas de ropa. Se supone que la puntilla tenía como fin terminar algún mantel, pero esa historia no es conocida aún.