El salteño miró con atención lo que dijo durante la selección para entrar a la casa, donde llegó a la final junto a Nacho y Julieta. 

Marcos Ginocchio llegó a la final de Gran Hermano luego repasar varios meses en la casa más famosa del país. De cara a la definición del certamen, el salteño se sorprendió al ver el casting que realizó antes de ingresar al reality de convivencia. 

El joven de 23 años es uno de los tres finalistas y uno de los favoritos del público para consagrarse con el primer puesto y llevarse una millonaria suma. Marcos se sonrojó al verse a sí mismo por algunos detalles que brindó de su personalidad. 

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“Hola, soy Marcos Ginocchio, soy de Salta capital, tengo 22 años. Me gusta mucho hacer bromas, pasarla bien, lo tomo todo como un desafío”, se presentó el participante un año antes de  quedar seleccionado e ingresar a la casa, en medio de la presentación de los castings de los finalistas.

“Pienso que yo vivo para mí, no vivo para los demás, no me interesa lo que los demás piensen de mí. Yo soy natural, y de alguna forma eso muestra confianza en mi mismo. Todos en algún momento nos vamos a morir y siento que el peor error que nos puede pasar es llegar a viejo y darnos cuenta que por cosas que vos pensás o que la gente pensaba de vos, le pediste muchas cosas”, exclamó el salteño.

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Además, sacaron a la luz varios detalles desconocidos de su personalidad cuando el “Primo” habla de su parte maldita. “Cuando voy a un boliche por ahí me descontrolo un poco, porque me desinhibo mucho... pierdo mucho la paciencia con la gente que trata mal a los demás, empiezo a tratarlos de la misma manera o peor, es como un defecto que tengo, que cuando me enojo, me enojo mucho”, aseguró el participante. 

“Pasa que en los boliches pasan, te molestan, te 'pechan', te tiran y vos están bailando con tus amigos, con tu novia y les decís bueno pará un poco…”, cerró el participante en el casting.