En las últimas horas se conoció que el adiestrador canino viedmense, Marcos Herrero, fue condenado a 8 meses de prisión condicional. Esto en marco de la búsqueda de Viviana Luna, la mujer que desapareció en 2016 en Potrerillos, Mendoza. Se lo acusó de plantar pruebas falsas durante su labor en septiembre de 2021, cuando fue contratado por los hijos de la desaparecida a cambio de 95 mil pesos.

Tras conocerse esto, el fiscal de Homicidios de Mendoza, Gustavo Pirello, fue contundente luego de la sentencia. “Marcos Herrero faltó a la verdad al momento de prestar declaración testimonial, al decir que fueron sus perros los que realizaron el hallazgo de la evidencia mencionada, porque fue el propio acusado el que plantó en forma previa e intencional los mencionados elementos”, dijo.

Luego agregó: “Faltó a la verdad al presentarse ante las autoridades policiales y judiciales como policía en actividad cuando, conforme a lo informado por el jefe del departamento de personal de la Policía de Río Negro, él mismo había hecho abandono de servicio y se encontraba con retención de haberes desde el 14 de enero de 2021”.

El caso, según el fiscal que entiende en la causa, se emparenta con el de la provincia de Santa Cruz, y la búsqueda de Marcela López. Contó que Herrero participó y utilizó el mismo modus operandi. Sucede que también realizó un rastrillaje sin autorización de la Justicia. “Al haber tomado conocimiento desde la fiscalía de la existencia de esa causa donde se investiga la desaparición de Marcela López y a cuya disposición se encontraba el maxilar encontrado por Herrero, solicitamos la remisión de esa pieza a fin de practicar cotejo de ADN con las halladas por el supuesto perito en la provincia de Mendoza”.

“Y es con el resultado de esa pericia de ADN que el ídolo con pies de barro y su castillo de naipes comienza a desmoronarse, porque el doctor Marino aportó como dato central la coincidencia de los perfiles genéticos de ambos huesos, maxilar que venía de Santa Cruz y la calota hallada en Potrerillos, concluyendo con un grado de certeza absoluta que ambos pertenecieron al mismo individuo. El maxilar estaba fuertemente contaminado con el perfil genético de Marcos Herrero que no se corresponde con un contacto esporádico o eventual, como habría sido el hecho de haberlo tomando cuando lo halló, si no con una manipulación de tal magnitud que le costaba al genetista explicar la misma. Podemos concluir que Herrero, también plantó el maxilar en la provincia del sur”, agregó.

“La realidad es que Herrero vino a vender espejitos de colores a los familiares de Viviana Luna, quienes realizaron un enorme esfuerzo para juntar los honorarios que requería el condenado. La puesta en escena de Herrero es de una gravedad que cuesta dimensionar, ya que en un primer momento y ante los hallazgos, se puso en tela de juicio la labor de la Justicia que en más de 5 años no había podido dar respuesta del destino de Viviana Luna, y Herrero, en escasos minutos desde que comenzaba con el rastreo con sus perros encontraba pruebas que vinculaban la suerte de Luna a la trata de personas. Si la justicia de Mendoza hubiera comprado el buzón que vendía Herrero, un inocente se encontraría afrontando un proceso judicial privado de libertad y sus hijos habrían perdido, además de su madre, ahora a su padre”, cerró el fiscal.