Una de las favoritas de la casa está muy apegada a uno de los cachorros que ingresó al reality y planea llevarselo a su casa, pero le impusieron ciertas condiciones.

Gran Hermano tiene todo pensado por y para entretener al público y también a las personas que están dentro de la casa, dándole todas las comodidades para tengan un juego fluído que vaya en beneficio de todos, público, rating y los propios protagonistas.

En una movida sin precedentes, la producción ahora optó por meter en la casa a dos cachorritos para que acompañasen la estadía de los participantes dentro del reality, además de que para que creen un vínculo y el día de mañana puedan hasta adoptarlos para siempre en sus casas personales.

Viniendo desde un refugio de animales, Big metió en la casa a dos cachorritos muy simpáticos, uno de color marrón y otro de color negro. Caramelo es el marroncito, mientras que Del Mora, jugando con el apellido del conductor del programa, en la hembra de color negro.

Ambos hacen de las suyas en la casa y también se ganaron el corazón de todos los participantes, especialmente de Marcos y Romina. Justamente, la ex diputada, quien recibió la visita de sus hijas después de cinco meses, vio de cerca como sus hijas conectaron con el cachorro Caramelo y por eso que tendría decidido adoptarlo una vez finalizada la competencia.

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Pero claro no todo es tan fácil y allí apareció Gustavo Marín el veterinario del programa para explicar algunas cuestiones referidas a adoptar mascotas. "La idea de los perritos en la casa es generar consciencia y responsabilidad a la hora de adoptar. Porque los perros no son juguetes y los adultos son los responsables de dar esta enseñanza", aseveró el facultativo.

La empatía que generaron las hijas de Romina con la mascota fue una cuestión seguida de cerca por Marín, a quien no le sorprendió, le agradó, pero hay acciones para revisar. "Más allá que la pequeña niña estaba viviendo muchas cosas fuertes por ver a su mamá después de cinco meses, su reacción con Caramelo es casi la esperada por un niño. Sin embargo, es aquí donde la responsabilidad del adulto aparece".

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"No se le puede dar la responsabilidad a un chico o a un adolescente cuando a quien le corresponde esta tarea es al adulto", añadió Marín y luego cerró: "Es mejor pensar desde un inicio si tenemos condiciones de poder cuidarlo. Este es el planteo que yo hago a Romina, o a quien sea que finalmente adopte a los perritos. Es decir, cuestionar si tienen posibilidad, el tiempo de cuidarlos como se merecen".