Esta mañana se desarrolló una jornada de capacitación sobre prevención de suicidios, a cargo de la Red de Suicidología Argentina, en el Salón de Usos Múltiples del barrio El Bañado de Carmen de Patagones.

Los oradores fueron la psicóloga social Florencia Scoppa, la licenciada en Psicología Claudia Di Clerico y el referente principal de la Red Marcelo Mandri, con el acompañamiento del comisario de la Policía maragata Javier Gallardi. Las autoridades recibieron la atención de más de 130 participantes, entre ellos miembros de la Estación Comunal y del Cuerpo de Bomberos que deben intervenir en muchos intentos de quitarse la vida, y público en general.

A su turno, Scoppa comentó que está vigente la Ley 27.130 de Prevención del Suicidio, pero el problema radica en que muchas personas aún la desconocen. Allí se debe garantizar la atención biopsicosocial, la investigación científica, la capacitación profesional en la prevención y la atención a las personas con riesgos de suicidios y a las familias.

La experta explicó: "Todos los seres humanos nacemos en comunidad, no podemos aislarlos, siempre necesitamos de un otro" e instó que "teniendo la capacitación para poder identificar lo que le pasa al otro se puede prevenir un suicidio" desde las primeras fases antes de tan lamentable acción.

Por su parte, Di Clerico señaló que hay que "sensibilizarnos con aquellas situaciones que están ligadas con posibles comportamientos suicidas, no queremos hablar de personalidad suicida sino de conductas suicidas" y añadió: "Es importante hacer nuestra la problemática del otro".

La estudiosa remarcó: "Nosotros pensamos que las personas suicidas no están elaborando una idea de la muerte, sino que lo que no quiere vivir como está aquí y ahora y tiene un conjunto de problemas".

En su alocución, Mandri relató que existen siete fases a tener en cuenta: 1° la acumulación de problemas, 2° la acumulación de conflictos, 3° una crisis, 4° pensamientos negativos, la 5° y más prolongada que es la ideación suicida, 6° el intento de suicidio y finalmente el suicidio consumado.

Para contextualizar la situación, describió: "Una persona que tenga acumulación de problemas o de conflictos no necesariamente va a terminar en suicidio, pero un suicida calificado previamente tuvo acumulación de problemas o de conflictos. Todos hemos tenido o tenemos problemas, pero no a todos nos pasa que tengamos una acumulación de problemas y no saber cómo resolverlos, por ejemplo no saber cómo pagar la boleta del agua o de la luz y nos empieza a afectar emocionalmente".

De ahí nace una acumulación de conflictos, que escala a niveles no manejables cognitivamente y comienza una crisis que deriva en pensamientos negativos y precisó que "no cualquier persona puede intervenir en una crisis" y que la mejor manera de tratar el tema es multidisciplinariamente.

En relación a la etapa de la ideación suicida, manifestó que es un proceso interno de cada persona donde empieza a pensar cuándo, cómo y dónde ejecutar su plan, pero en el medio va dejando señales que muchas veces pasar por alto.

Asimismo, Mandri puntualizó que hay varios mitos que hay extirpar de raíz "que lo contribuye negativamente y lo único que hace es que la persona suicida siga avanzando en su proceso y que no tenga la ayuda que necesita".

Citó que uno de los falsos pensamientos es que "el suicidio se produce sin previo aviso, eso es falso, siempre la persona que piensa en quitarse la vida para salir de la situación que está padeciendo lo manifiesta de manera implícita o explícita, dejando mensajes de forma subliminal e incluso hasta los suicidas espontáneos lo manifiestan de alguna manera. Los suicidas no quieren vivir lo que están viviendo, por lo que siempre hacen el intento desesperado para que alguien lo ayude y cuando nadie lo ayuda contribuimos a su idea de que no le importa a nadie".

En la misma línea, desmintió que las personas suicidas están decididas a morir y que su decisión no tiene vuelta atrás, sino por el contrario lo que intentan es reflejar que no pueden salir de una situación de desesperación, que no encuentran una alternativa viable.

Un tercer mito es que después de un intento suicida no lo va a volver a hacer, con lo cual "una persona que atravesó un intento de suicidio sí o sí tiene que someterse a un tratamiento psicológico o psiquiátrico, no existe eso de 'ya se dio cuenta sólo'. A lo mejor nosotros lo creemos desde nuestra visión, pero sí o sí necesita ayuda profesional".

Un cuarto mito es que se da en determinadas clases sociales: "Eso es falso, el suicidio es una conducta humana sin distinción de raza, género, clases sociales, culturas ni de edades, si bien los adolescentes tienen un factor de riesgo mayor y hay que estar atentos con ellos".

Además, negó rotundamente que los suicidas tengan un trastorno mental, puesto que "hay muchas personas que no tienen ningún trastorno y sienten que no tiene sentido su vida o vivieron situaciones que los superan".

Y finalmente echó por tierra que los suicidas tienen un acto de valentía o de cobardía, ya que se trata de una acción que no está bajo sus dominios.

Si necesitas ayuda o conoces a alguien que la requiere, la línea de Asistencia y Prevención al suicidio es el 135. Se recuerda que en nuestra zona hay un Centro de Suicidología que está ubicado en Moreno 839.