28/01/2023

La otra campana sobre la denuncia contra el servicio de la lanchita: el acusado se defiende

El joven en cuestión dio su versión de los hechos. Desmintió algunas de las cosas y admitió otra, pero tiene una explicación sobre eso.

La otra campana sobre la denuncia contra el servicio de la lanchita: el acusado se defiende

En las últimas horas, la vecina Karla Krens realizó una denuncia pública contra el servicio de lanchas que une Viedma con Patagones. Puntualmente fue contra el servicio de la tarde. Según comentó, el joven que trabaja en esa franja horaria es un maleducado que no saluda ni devuelve ese gesto.

Pero no fue solamente eso, ya que también indicó que la lancha estaba sobrecargada en el horario en el que la tomó ella, que había más de 18 pasajeros, el permitido por reglamento. Ante esto, NoticiasNet se comunicó con el chico acusado para que dé su versión de los hechos. Desde su mirada, la situación es otra. Admite algunas cuestiones que se dan en la diaria, pero tiene una explicación para eso.

Lo más grave es la denuncia sobre servicios sobrecargados de pasajeros. “Eso es falso. No hay manera de que subamos más pasajeros de lo permitido porque no hay lugar. Con 18 ya se llena, incluso, cuando llegamos a ese número, siempre alguno se sienta en los escalones. Además, a nosotros nos controla prefectura. No hay manera de subir más gente”.

Por otro lado, con respeto a la acusación sobre su mala educación, dijo: “Le podés preguntar a la gente que toma el servicio todos los días cómo soy con ellos, no a los que vienen de vez en cuando. A esta mujer no la conozco, así que no es habitual de la lancha. Con los que no son habituales, acá el tema pasa por los tiempos que corren”, admitió.

“Te cuento: estamos en época -sobre todo con las mujeres- que si les hablas de más sin conocerlas y les haces alguna pregunta demás, capaz que te denuncian por acoso o te dicen baboso. Entonces, para evitar eso, únicamente digo ‘hola’ y ‘chau’. Más fácil. De última me acusarán de antipático, como ahora. Pero con los habituales -tanto hombres como mujeres- tengo otro trato, los saludos de otra manera, charlamos de la vida”, agregó.

Incluso, con esas personas hay una relación mucho más amena: “Muchos tienen mi teléfono personal y me escriben para saber si anda la lancha, a qué hora sale…muchos están llegando tarde al trabajo y me piden si los espero un minuto más que están llegando. Preguntenlé a todos ellos como soy yo, a los que toman la lancha a diario, que son los que la usan para trabajar. Estamos en temporada y se mueve más gente. Ayer subí a 520 personas y una se enojó…tampoco podés caerle bien a todos”.

Con respeto a la palabra de la otra persona, que dijo que él le pegó un rodillazo, dijo: “No, eso no puede ser. ¿Cómo le voy a pegar? ¿Le pegué y nadie vio y dijo nada? Es una lancha muy chica y cuando entran 18 no queda espacio, al pasar podés rozar a alguien, pero no pegarle como dijo. Si pasó no me di cuenta. Pero estoy seguro de que no pasó”.

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