Lucile Randon, conocida como sor André, falleció la madrugada del martes a los 118 años, en su residencia para ancianos de Toulon, Francia. Así lo anunció el portavoz del establecimiento a la agencia de noticias AFP. La mujer había sido reconocida en abril como la persona de mayor edad del mundo.

“Falleció a las 2 de la mañana” mientras dormía, precisó el funcionario al dar parte del deceso. La francesa había quedado ciega y en silla de ruedas en el último tramo de su vida, y no escondía su cansancio. Confesaba que su deseo era “morir pronto”. Pero “Dios no me escucha, debe estar sordo”, dijo en una entrevista con la AFP en febrero del año pasado.

La hermana André había nacido el 11 de febrero de 1904, en la ciudad de Alès, en el seno de una familia protestante no practicante. Trabajó como institutriz en varias familias, en París y en provincias.

Fue bautizada a los 26 años, y tomó los hábitos tardíamente (a los 41), en la congregación de las Hijas de la Caridad, donde trabajó hasta finales de los años 70. Luego siguió ocupándose de otros jubilados, más jóvenes que ella. “Se dice que el trabajo mata, pero a mí es el trabajo el que me hace vivir, pues trabajé hasta los 108 años”, expresó en aquel diálogo con AFP.

El título de persona más anciana del mundo no es atribuido por ningún organismo oficial. Sin embargo, los especialistas concordaban en que la religiosa era la persona de mayor edad de la que se podía verificar el estado civil.

El libro Guiness de los Récords le confirió ese rango el 25 de abril de 2022, tras la muerte de la japonesa Kane Tanaka, a los 119 años.