Una nutrida participación de vecinos tuvo ayer la presentación de una  investigación encarada por la politóloga viedmense María Belén García sobre la irrupción del teatro en la Comarca Viedma-Patagones, y su vinculación con los acontecimientos sociales de la época.

La presentación se hizo en el Concejo Deliberante con un hilo conductor: "La Cantata de Santa María de Iquique", que fue recreada por artistas locales en 1971, en el por entonces flamante Centro Municipal de Cultura.

María Belén García hizo una minuciosa descripción del accionar cultural, vinculando las determinaciones que cobraban forma en aquella época en el marco de un contexto de región.
 
Para ello contó con la presencia de gran cantidad de personas vinculadas la cultura y de la vida social en general quienes participaron de aquella cantata, como es el caso del abogado y ambientalista, Carlos Larrañaga.

Por caso, vale contextualizar la presentación de la politóloga en los años '60. Entonces, Río Negro incorporaba las primeras leyes que le daban autonomía tras la provincialización alcanzada en la década anterior.

La cultura entonces se nutría de movimientos renovadores, tanto en la música como en el teatro, tanto en Argentina como en Chile y otros países.

García rescató esos movimientos a los que calificó en su investigación como "Nuevo paradigma artístico cultural en Viedma".

Puso de manifiesto la sanción de leyes y decretos que buscaban darle forma a los teatros vanguardistas, con la participación de elencos estables en el marco de la Municipalidad de Viedma.

En este sentido, y según recordó García, cobró un papel fundamental la irrupción de la figura del profesor Francisco Javier. Según su filosofía, las ciudades debían representarse así mismas, y el teatro debía ser reflejo de las realidades locales. Se creó por aquellos años la Escuela Municipal de Teatro, que fue cambiando de denominación con el paso de los años.

Para valorar y entender la filosofía del profesor Francisco Javier, García mencionó una cita suya: "Yo anduve bastante en el interior del país, trabajé en Resistencia, Chaco, y después en Viedma, y sentí todo el tiempo que lo importante era que esos centros tuvieran grupos de teatro que pensaran lo que le ocurre a la sociedad en esa zona. A mí me llamaba mucho la atención cuando, por ejemplo, viajaba a la Línea Sur, a Ingeniero Jacobacci, o a San Antonio y me enteraba que habían experiencias teatrales con obras de William Shakespeare, y William Shakespeare no tiene nada que ver con nosotros".

Para introducirse hacia el hilo conductor de su presentación, recordó que "La Cantata de Santa María de Iquique" es una representación artística de uno de los dramas más terribles que vivió Chile a principios del siglo 20:  la matanza de 3.600 obreros de la Escuela Santa María ocurrida el 21 de diciembre de 1907 en la ciudad de Iquique, al norte del país trasandino, como consecuencia de una protesta.

Como ocurría en cada una de las presentaciones de esta obra artística, se pretendía la vinculación con lo local; y al mencionar el contexto de lucha que disparó la matanza de los obreros, se trajo a colación las luchas locales de entonces.

Eran tiempos de fábricas, y la industria textil comenzaba a crecer en Viedma, con la instalación de la planta de "Textiles Viedma", que después fue "Textiles Lahusen" hasta su cierre definitivo en épocas del menemismo. La fábrica estaba en el acceso al Parque Industrial donde en la actualidad funciona un supermercado mayorista.

Iniciada la década del '70, y en el marco de un contexto político en ebullición, comenzaban las primeras luchas obreras para que los trabajadores de la textil, perciban salarios justos y sean respetados en sus puestos de trabajo.

El teatro era reflejo de las protestas y fue así que los obreros en lucha formaron parte del elenco que interpretó "La Cantata de Santa María de Iquique".

Aquella presentación quedó en la memoria de cientos de viedmenses, y sirvió para inspirar a María García, que basó su tesis en los acontecimientos entonces.