Marce, una vecina de Carmen de Patagones, decidió hacer pública una situación extremadamente dramática que le tocó vivir en el hospital local. Su marido llegó al borde de la muerte y el médico nunca apareció.

A manera de reflexión y con muchísima angustia eligió expresarse a través de Facebook.

“Hoy me tocó vivir una situación que todavía no puedo superar; fue tan horrible. Entré al Pedro Ecay (hospital de Carmen de Patagones) con mi esposo Carlos Pozzi. Fuimos a la guardia porque se sentía mal, él está operado del corazón hace un año, llegó muy mal. Logro que lo vea un enfermero, le toman la presión y tenía 6, quien lo atendió le dijo: te atiende un doctor”, comienza la publicación. 

“Esperamos un rato , mi esposo se desmaya , me ayudan a levantarlo la gente que estaba esperando ser atendidos, lo entran a guardia en sillas de ruedas y nos dejan en un rincón. Carlitos está hipotenso quiere decir presión arterial baja puede causar desmayos mareos porque su cerebro no recibe suficiente sangre, él tenía que ser atendido urgente”, continúa.. 

Sin embargo, “no lo atendieron, el médico nunca apareció, lo dejaron ahí sentado en la silla, al ver que cada vez estaba peor decido llevármelo a Viedma. Era desesperante como estaba, con ayuda de gente que estaba ahí logro subirlo al auto y llevármelo”.

“Logré llevarlo a dónde fue atendido como corresponde, pero mi esposo se me moría. Es terrible que la vida no vale nada, los médicos de vocación no existen, a nadie le importa tu vida, a nadie porqué si nos pasa esto en un centro de salud estamos perdidos”, reflexiona.

En este sentido, recalcó la desesperación e impotencia que sintió ante la falta de atención médica.

“Hablas desesperada pidiendo por favor y el enfermero te mira y te das cuenta que con la mirada te dice que tenés razón, si yo no actuaba mi marido se moría por no ser atendido. Que triste por dios que triste saber lo que estamos viviendo y el futuro que estamos dejando, porque si a un médico no le importa tu vida, estamos al horno para siempre”, lamentó.

Por último, agradeció a quienes la ayudaron en el momento crítico y se disculpó por las maniobras temerarias que realizó al conducir hacia Viedma.

“Agradecer a dos señores que me ayudaron con mi esposo, creo que con mis nervios no pude hacerlo y pedir perdón a la gente del puente que me adelante sin poder hacerlo, pero la vida de los míos vale y vale mucho”, expresó.

“Me queda ese sabor amargo porqué sé que nada va a cambiar, porqué me enoje, llore, suplique y nada alcanzó. Son sensaciones que jamás voy a olvidar. No quiero dejar de agradecer a la Clínica Viedma por su atención y a las enfermeras por su calidez y contención dónde los momentos son horribles”, finalizó.