Más de 150 millones de brasileños irán a las urnas hoy para optar entre dos modelos sociales y económicos opuestos. El expresidente de izquierda, Luis Inácio Lula da Silva, se postula como favorito a desbancar a su rival, el mandatario actual de ultraderecha, Jair Bolsonaro.

El país vecino nunca vio una polarización tan marcada. La misma se da, además, en un contexto de violencia política que dejó varios muertos. Los nueve candidatos restantes, como el centroizquierdista Ciro Gomes o la centroderechista Simone Tebet, son aspirantes marginales.

El último sondeo de Datafolha le da a Lula una ventaja de 14 puntos (48% a 34%). Incluso vaticina que podría llegar al 50% más uno si solo se cuentan los votos válidos, y vencer a Bolsonaro en primera vuelta. Por su parte, el actual presidente insistió que debería ser reelecto al menos con el 60% de los votos.

Si ningún candidato saca la mitad más uno de los votos, habrá un balotaje el 30 de octubre. En ese escenario, todas las encuestas vaticinan un triunfo de Lula.

Además de presidente, en estas elecciones generales se elegirá a los gobernadores de los 27 estados, 21 senadores, 513 diputados federales y más de 1.000 legisladores regionales. Las mesas abrieron puntualmente a las 8 y deberían cerrar a las 17. En ese momento la Justicia electoral dará inicio al escrutinio, que se espera que ya muestre una tendencia consolidada dos horas después.

El sábado a la noche, en cadena nacional, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil, Alexandre de Moraes, aseguró que está garantizada la libertad y la seguridad para los votantes. Esto luego de que tres votantes del Partido de los Trabajadores (PT), de Lula, fueran asesinados durante la campaña por activistas bolsonaristas. Ocurrió en los estados de Paraná, Mato Grosso y Ceará, según informó la policía.