Elba Marcovecchio habló sobre su amor con el periodista, con quien ya lleva seis años de matrimonio.

El amor expone todo lo bueno de una persona, deja al descubierto un estado de ánimo que para el ambiente laboral es fundamental. Feliz se piensa mejor, se decide mejor y todo se palpita de otra manera.

Así está Elba Marcovecchio desde hace seis años, cuando decidió formalizar su relación con Jorge Lanata y encontrar en él la compañía ideal para cristalizar una historia de amor y en su carrera profesional como abogada estar cada vez mejor posicionada.

“Van seis años hermosos, por suerte Jorge me conocía y nunca espero que cocinara ni que hablara de política, aunque confieso que espero que para los próximos meses venga a la cancha a alentar a Estudiantes”, expresó con alegría Elba en una entrevista para el sitio Para Ti.

Ella es una abogada de 45 años, que enviudó joven y se quedó sola con sus hijos pequeños. Hoy Valentino de 14 y Allegra de 12, acompañan a mamá en su quehacer diario, al mismo tiempo que lo hace el afamado periodista/conductor desde hace un mes cuando se mudaron juntos.

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Recibida como abogada desde los 21 años en la Universidad de La Plata, de dónde es, nació, creció y expresa su pasión en el fútbol mirando a su Estudiantes querido. Referido a esto último, todavía no pudo hacer que Jorge se prenda.

“Me gusta su humor y cuando me consiente, es mi debilidad. Me enoja que no grite los goles de Estudiantes, pero no pierdo las esperanzas”, declaró con anhelo y algo de picardía. “No soy de ir mucho a la cancha, pero si sigo los partidos del Pincha”, agregó.

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Sobre su nuevo amor, aquel con el que decidió volver a apostar desde que enviudó, Elba reconoció: “Lo de Jorge comenzó la segunda vez que lo ví. La primera vez no lo había visto, estaba trabajando y lo único que me importaba era mi defendida y solo miraba lo linda que estaba vestida”.

“Pero la segunda vez que lo ví a Jorge, realmente lo hice y sentí todo de inmediato. ¿Química? Algo increíble que se cuando amás, no sé si el amará, pero yo sí (risas)”,  concluyó Marcovecchio enmarcando un amor que la flechó y hoy motoriza toda su felicidad.