CHAMPIONES LEAGUE

| 13/09/2022

Lo tiene de hijo: Bayer Múnich volvió a ser el verdugo de Barcelona

Lo tiene de hijo: Bayer Múnich volvió a ser el verdugo de Barcelona

Aunque le haya seducido a su goleador hasta provocar uno de los grandes divorcios del último mercado de pases, la pareja Barcelona-Robert Lewandowski sigue siendo insuficiente para romper el granítico corazón de Bayern Munich. El delantero que hizo 344 goles en 375 partidos durante ocho años con el gigante alemán vio desde el otro lado un nuevo capítulo de una historia repetida: Bayern Munich le volvió a ganar (2-0) a Barcelona, como había ocurrido en los cuatro encuentros anteriores, o en 10 de los 14 cotejos del historial general, más de uno por goleada, con el 8-2 de 2020 que llevó a Lionel Messi a querer irse un par de meses después con el famoso burofax.

¿Pudo el atacante que recibió el último premio The Best de la FIFA haber cambiado la racha que ya es un karma para los catalanes? Sin olvidar que el fútbol es un deporte colectivo, y más cuando se enfrentan dos equipos que alinean a una larga lista de individualidades de primer nivel mundial, Lewandowski bien pudo en el primer tiempo haber puesto una bisagra.

 

 

En esos primeros 45 minutos falló definiciones que normalmente las culmina en goles. Su adaptación a Barcelona viene siendo rápida y aceitada. Llegaba a esta segunda fecha de la Champions League con nueve tantos en seis partidos, erigido en el líder ofensivo de Barcelona, por eficacia y el impacto positivo entre sus compañeros.

Cuando saltó al Allianz Arena a hacer los ejercicios de calentamiento, las reacciones desde las atestadas tribunas estuvieron divididas: los silbidos se mezclaron con los aplausos. No hubo unanimidad. Lejos de los temores que transmitía el entorno del polaco cuando firmó el contrato con Barcelona; por entonces, los foros de los hinchas en las redes sociales echaban fuego contra el goleador con mensajes amenazantes y agresivos. Pasada la conmoción que provocó su salida, el día de su regreso primó más el pragmatismo alemán que la beligerancia.

 

 

Vaya a saberse si le pesó el ambiente o cargó con alguna nostalgia, pero lo cierto es que en el primer tiempo tuvo cuatro ocasiones que no pudo aprovechar. Cabezazos que se fueron desviados, un remate que increíblemente salió alto y otro que le tapó su excompañero Manuel Neuer; también el ingresado Noussair Mazraoui -por el lesionado Pavard- le bloqueó un disparo dentro del área. Todo eso ocurrió en un primer tiempo en el que Barcelona fue superior y bien pudo ponerse en ventaja. Solo faltaba el gol del polaco, que nunca llegó.

Fueron dos golpes duros para Barcelona. Hasta desmoralizaron a Lewandowski, que bajó su participación ofensiva. Remató un tiro libre a la barrera y Lucas Hernández le festejó un robo de la pelota dentro del área que levantó al estadio, donde no se extrañó ni sufrió a su último gran goleador.

 

 

Justamente Hernández se permitió una ironía sobre las ocasiones erradas cuando finalizó el partido: “Parecía que no quería marcar (por Lewandowski)”. Luego agregó: “Hicimos un gran trabajo para controlar a Robert. No tenerlo es diferente, nos adaptamos a un sistema con mucho más movimiento”.

Jules Koundé, otra de las recientes contrataciones de Barcelona, expresó: “No hablé todavía con Robert, pero seguro que es el primer decepcionado. No tocó que entraran, aunque hizo un gran partido”.

 

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