La reina Isabel nombró el día de hoy a Liz Truss como primera ministra británica, encargada de dirigir el país en medio de una inminente recesión y una crisis energética que amenaza el futuro de millones de hogares y empresas.

Truss, cuarta integrante del Partido Conservador, ocupará el cargo de primera ministra durante seis años. La exministra de Relaciones Exteriores asumió su cargo formalmente tras una reunión con la reina Isabel II en el Castillo de Balmoral, Escocia.

"La reina recibió hoy en audiencia a la diputada Elizabeth Truss y le pidió que forme una nueva Administración", dijo el Palacio de Buckingham en un comunicado. "La señora Truss aceptó el ofrecimiento de Su Majestad y besó las manos en su nombramiento como primera ministra y primer lord del Tesoro".

La exministra de Relaciones Exteriores venció a su rival, el exministro de Finanzas, Rishi Sunak, en la carrera por el liderazgo conservador para reemplazar a Boris Johnson en el gobierno.

Minutos antes, Boris Johnson presentó formalmente su renuncia a la reina Isabel II.

El traspaso de poder suele hacerse en el Palacio de Buckingham, en Londres, a menos de 10 minutos en coche de Downing Street. Pero este año, debido a los problemas de movilidad de la monarca, de 96 años, tanto Johnson como su sucesora deberán viajar más de 800 km al norte.

Truss regresará a Londres para dar su primer discurso en el mismo lugar donde se despidió el ahora es primer ministro Boris Johnson, antes de formar su nuevo ejecutivo. El líder conservador, de 58 años, obligado a dimitir a principios de julio por sus propios diputados indignados con la multiplicación de escándalos, se despidió a primera hora de la mañana a las puertas de Downing Street ante una multitud de seguidores y familiares.

La nueva primera ministra, emprendió el regreso a Londres donde pronunciará su primer discurso e inmediatamente después nombrará a su nuevo gabinete.

Congelar las tarifas de luz y gas está entre las primeras medidas que se espera que anuncie de forma inmediata esta semana para ayudar a los británicos a enfrentar el invierno.