06/08/2022

Lo mató creyendo que era su hijo: lo condenaron a 18 años de cárcel

Lo mató creyendo que era su hijo: lo condenaron a 18 años de cárcel

Los jueces Gregor Joos, Romina Martini y Marcelo Álvarez Melinger, consideraron justo, de manera unánime, imponerle una pena de dieciocho años de prisión a Luis Ángel Díaz, por el homicidio del adolescente Santiago Arriagada, en Bariloche.

Los jueces no creyeron en el arrepentimiento que manifestó Díaz al hacer uso del derecho a la última palabra durante el juicio de cesura y notaron "una clara falta de empatía, compasión y humanidad" y evaluaron que el arrepentimiento no aparecía como "genuino ni sincero" y expresado desde una perspectiva individual, sin contemplar "a la víctima y sus familiares".

Los jueces evaluaron como agravantes especialmente la edad de Santiago Arriagada, un adolescente al que los testigos definieron con "una madurez y responsabilidad que superaba a la de un niño" y elogiaron su personalidad, solidaridad y proyectos para superarse.

También anotaron en ese rubro los intentos de Díaz por eludir la acción de la justicia, como el hecho de montar una escena en donde descartó el cadáver, y haber procurado un suicidio. Otro agravante fue la condición de policía retirado del acusado y también la extensión del daño causado.

En cambio, como atenuante, destacaron la ausencia de antecedentes.

En la audiencia de cesura desarrollada esta mañana, la fiscala Betiana Cendón había reclamado una pena de catorce años de prisión para Díaz, que confesó semanas atrás haber asesinado al adolescente que creía su hijo y le reclamaba la paternidad. Los defensores Pablo Calello y Estanislao Cazaux pidieron la misma pena, en tanto que la familia de la víctima, representada legalmente por la abogada Ana Vera, pidió veinte años de prisión.

El exempleado policial y homicida de Santiago asesinó al muchacho porque estaba convencido de que era su hijo. Ante el inicio de un reclamo judicial de filiación, el imputado decidió poner fin a su vida como forma de terminar con el reclamo. Los jueces Gregor Joos, Romina Martini y Marcelo Álvarez Melinger aceptaron el acuerdo parcial que las partes celebraron, ahora escuchan los alegatos para definir la pena a imponer.

Díaz, policía retirado que también cumplió funciones en el cuartel de bomberos de Dina Huapi, le brindó trato de hijo a la víctima y realizaba un aporte mensual en concepto de cuota alimentaria. No obstante, tras el homicidio, las pericias genéticas de ADN determinaron que no existía ese vínculo sanguíneo, más allá de que el móvil del crimen fue justamente ese.

El acuerdo parcial implica que no hubo discusión sobre la responsabilidad de Díaz en el crimen de Santiago, pero las partes no lograron ponerse de acuerdo en relación al monto de pena, por lo que la segunda parte del juicio se desarrollara con el objeto de definirlo. Díaz fue acusado por el crimen que ocurrió tras un encuentro que mantuvieron ambos en el Shopping Patagonia, cuyas cámaras de seguridad fueron determinantes para esclarecer el hecho. Todo ocurrió en la tarde del 29 de octubre pasado, cuando Díaz asesinó a Santiago Arriagada, en inmediaciones del santuario del Gauchito Gil que está ubicado a la vera de la ruta de Circunvalación, hasta donde lo había trasladado tras el encuentro en el centro comercial.

Según la teoría acusatoria, Díaz ubicó el cuerpo en el santuario, lo desnudó, lo cubrió con chapas y maderas del lugar y se retiró del sitio, descartando diversos elementos del menor en el camino hasta llegar a su casa en Dina Huapi, con la intención de desviar la investigación.

Tras el hecho, la reacción de Díaz fue mentir. Sus testimonios iniciales se contradecían con toda la evidencia colectada y tras el hallazgo del cadáver apareció horas después con un cuadro de hipotermia y broncoaspirado, adentro de su camioneta en Ñirihuau. Cuando se recuperó, contó a su hijo Sebastián Díaz (empleado policial), que había discutido con Santiago y que lo bajó por la fuerza del vehículo Renault Kangoo, lo envolvió en un plumón o una manta gruesa y se dio cuenta que no respiraba, por lo que resolvió armar la escena y con un cortapluma cortó toda la evidencia y la tiró en zonas aledañas. Su esposa declaró que, tras el hecho, Díaz regresó a su casa y se sentó a ver televisión como cualquier otro día.

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